miércoles, 24 de julio de 2013

¡BASTA DE SILENCIOS, GRITEMOS AL MUNDO ENTERO QUE EL AMOR PURO ES POSIBLE!

Imagen por: laopcionv.wordpress.com

Tengo 18 años. Desde hace un mes que quiero compartir con ustedes una experiencia que tuve en unas clases de fotografía, en mi universidad. Para esto les quiero contar cómo es que llegué a hacer una promesa de pureza.
Yo estudié en un colegio católico, donde me enseñaron a vivir mi pureza. Por eso, cuando mis mejores amigas me comentaron que iban a hacer una promesa de pureza, yo también me animé. Cuando la hice, me dije a mí misma: “ok, esto va a ser fácil, total, la gente que me rodea piensa igual que yo”. Pero cuando entré a la universidad ya no fue así.  Mi primer ciclo fue más relajado, ya que cuando les contaba a mis compañeros por qué llevaba un anillo  de pureza me decían que era muy inocente. Después llegó mi segundo ciclo. Me metí a unas clases de fotografía por no estar con límites de créditos, total, tomar fotos no es nada difícil. Yo estoy 100% segura que Dios quiso que yo esté en esa clase, ya que cuando tuve mi primera clase el profesor –en adelante Paco, porque a él no le gusta que le digan profesor– nos dijo los temas que íbamos a tocar a lo largo del ciclo. Uno de estos temas era el desnudo. Cuando Paco dijo esto, yo me quedé en shock. Pero después, pensando, me dije que no iría a esa clase y, bueno, no presentaría ningún trabajo. Fueron pasando las semanas, fui conociendo más a Paco y me di cuenta que tiene una mente muy morbosa, todo lo relaciona con el sexo y con los órganos genitales. Los comentarios que hacía me fastidiaban un montón, yo sólo me hacía la de oídos sordos y no lo escuchaba, o sólo le decía que no me parecía bien lo que decía, pero nada más. Después de un tiempo me olvidé por completo del tema del desnudo, hasta que llegó la clase y justo falté ese día, pero tenía que recuperar la clase porque no sabía cuál era la tarea.  Antes de ir a esa clase pensé hablar con alguien que me aconsejara, así que me armé de valor y decidí contarle mi historia a un sacerdote. El me pidió que asistiese a la clase de recuperación, tanto para vencer mi miedo de ir como para hablar en caso de que Paco empezara a hablar tonteras que denigran a las mujeres u hombres.
Llegó el día de la clase de recuperación, y antes de ir a mi universidad fui al Santísimo a pedirle al  Señor que me diese fuerzas para hablar. Cuando caminaba rumbo a mis clases mi corazón latía a mil por hora. Comenzó la  clase y empezaron a ver el tema del desnudo. Al principio Paco lo vio desde un punto de vista del arte y contó cómo había estado presente a lo largo de la historia. Pero luego pasó a una parte en la que comenzó a decir que se reprimió este “arte” por culpa de los católicos, y que Jesús era un tal por cual. Yo en ese momento me quedé atenta, escuchando lo que decía, y cuando terminó levanté la mano y le dije: “Sé que estoy de visitante, ¿pero puedo decir algo?”. El me dio la palabra y es así como empecé a defender a la Iglesia, a Jesús y sobre todo comenzamos a debatir en el salón de que si era posible vivir la pureza en la actualidad.  Yo les decía que el verdadero amor no se demuestra teniendo relaciones sexuales, y la mayoría en el salón me decía que no, que nada que ver. Nunca llegamos a una conclusión, pero al menos los chicos de ese salón sabían que sí hay otra opción, y que esa otra opción es un amor puro.
Al final hice mi tarea pero a mi manera. Esta es la foto que decidí presentar:

Cuando le mostré la foto a mi profesor le gustó y me comentó que en las otras clases que tuvo comentó lo que dije, que existe el amor puro y que jóvenes de nuestra edad pueden vivirlo.
Espero que esta experiencia que les comparto les ayude a reflexionar: si como yo al principio de mis clases suelen quedarse callados ante los comentarios “fuera de lugar” de algún profesor o de los compañeros, los invito a ser valientes y hablar con firmeza a pesar de las burlas. ¡Les aseguro que muchos se lo agradecerán después! A mí personalmente me ayudó a dar este primer paso esta frase de Santa Catalina de Siena:
“¡Basta de silencios! ¡Griten con cien mil lenguas! Porque por haber callado el mundo está podrido”.                                    DIOS LOS BENDIGA