lunes, 28 de enero de 2013

LOS IGNORANTES TAMBIÉN OPINAMOS

Imagen por: Passion of the Christ 


No me sorprende que los "poderosos" medios de comunicación de muchos países (el mío no es una excepción) se empeñen en manipular la información y específicamente en callar la voz de la Iglesia Católica ignorándola o como siempre atacándola, sin embargo es triste ver cómo muchos "gurús o expertos" en ciertas materias opinan libremente y no aportan sino más problemas.


Fuente: eltiempo.com 

El profesor del London School of Economics Paul Dolan, uno de los conferencistas más taquilleros, por más de una década se ha dedicado a estudiar la relación entre psicología, economía y políticas públicas; trabajó de la mano con el premio Nobel de Economía; y está preparando un libro que por el momento piensa titular A head for happiness (Una mente para la felicidad), cuyos temas expuso en la charla ‘¿Qué es la felicidad?’, ante más de 800 personas. Pese a ser uno de los invitados más serios y académicos, Dolan es descomplicado. Inició su charla diciendo que había encontrado la receta de la felicidad en Colombia: “el ron cartagenero”. Lo decía medio en burla, medio en serio. Para él, la felicidad consiste en encontrar un balance entre lo que produce placer y un sentido de propósito.

(Yo) Si un experto dice "medio en serio" que el alcohol es receta potencial de la felicidad empezó mal, hablemos del balance "exitoso" que propone, placer y sentido de propósito, el placer ciertamente fue querido por Dios puesto que somos creación suya, no debemos satanizar el mundo y mucho menos aspectos como este, no, el problema viene cuando ese placer es desordenado, es decir en contra de los planes de Dios, a nadie le ha funcionado la fórmula del placer, los ricos de la farándula andan en medio de drogas, alcohol y suicidios, cambian de pareja como de camiseta, pelean por ser los mejores, los más bellos, etc, no todos son así pero sí la inmensa mayoría, esto sucede desde los famosos hasta los no famosos pero no menos ricos (me refiero a la gente que tiene más dinero ya que eso equivale a más capacidad de experimentar placer porque también los pobres pueden disfrutar erróneamente sin necesidad de dinero pero ese es otro tema) al respecto podría hablar muchísimo pero lo dejaré ahí sólo para presentar una tesis contraria a la de este señor limitándome a sus palabras y explicaciones, basta con ver los millones de casos en el mundo en los cuales la gente "disfruta" del placer y termina suicidándose, se veían tan sonrientes y felices, fueron mentiras pero nos hacemos los ciegos y sordos, con o sin mucho dinero terminan probando de todo buscando felicidad, buscando llenar ese vacío que sólo puede llenar Dios pero que en cambio no llenan ni sus propios propósitos, cuántos no se proponen algo y lo consiguen y luego tienen que crear un nuevo propósito para darle sentido a la vida y cuando se acaban o aburren de crear propósitos entran en una temporada considerable de estrés y esto sin hablar de las pésimas relaciones que tienen con el mundo, consigo mismos y con Dios, entiendo que este experto es muy ignorante pero me canso de ver que muchos hablan sin siquiera calcular la magnitud de sus palabras y por más errores que se cometan en nuestra Iglesia no podemos decir que la última palabra la tiene el mundo, no, la última palabra la tiene la Iglesia Católica y al respecto se ha pronunciado con todos los temas que nos competen desde que Jesús (y Él ya dijo todo lo necesario) la fundó pero muchos la ignoran o ya no le creen pero tampoco salen del hoyo negro en el que se encuentran y por orgullo niegan estar mal, sonríen con falsedad, no los culpo, es doloroso saberse pecador y frágil, creen que tendrán dinero y salud siempre pero cuando llega la desgracia se acuerdan de Dios, cuánta paciencia debe tener el Señor con nosotros testarudos algunos muchos.
¿Por qué los políticos deberían preocuparse por la felicidad en nuestras vidas privadas?
Nuestro objetivo, a larga, es hacer lo que podemos para ser más felices, en tanto individuos y ciudadanos. Y me parece un poco perverso que quienes toman las decisiones públicas no estén interesados en saber qué es lo que nos mueve a buscar esa felicidad. Las decisiones políticas tienen una influencia enorme sobre nuestras vidas. Se puede discutir hasta qué punto eso es válido, pero de hecho, influyen bastante sobre lo que hacemos: cómo usamos nuestro tiempo libre, cómo se gasta la plata que pagamos en impuestos. Si se llegara a demostrar –y esto es motivo de debate– que las buenas relaciones sociales son un factor determinante de nuestro bienestar, los gobiernos podrían diseñar políticas o incentivos que harían más fácil relacionarse.
(Yo) No quiero hablar de política, he visto que esta no funciona y de hecho no trabaja para el mejoramiento explícito de las sociedades del mundo, quizás algunos contados con los dedos de una mano luchan por el bien de los demás, el resto está tras sus propios intereses o tristemente manipulados por intereses superiores, esto es de gente más "poderosa" por lo tanto ponernos en manos de gente que nada puede aportarnos es peligroso, aquí no hay intervención divina, lo que hay es una soberbia que manipula a los más vulnerables, he visto cómo en mi ciudad el gobierno pretende enseñar a los jóvenes sobre sexualidad diciendo barbaridades y lo peor es que lo hicieron sin consultar a nadie, cuánto podría yo hablar al respecto pero procuro limitarme a la entrevista, no vinimos a ser felices sino con Dios, no por nuestra cuenta, esta visión de la felicidad que nos presenta el mundo es muy "light" y por ende falsa, nada más lejano de la realidad, no sabe qué es la felicidad el que no conoce y ama a Dios y se deja amar por su Creador, estoy de acuerdo en que buscamos la felicidad, obvio, Dios mismo nos puso ese deseo en el corazón pero "debería entenderse" que no lo lograremos sin Él, por eso tanta gente deprimida y engañada, relaciones sentimentales comienzan y terminan todos los días, matrimonios que quieren separarse, familias disfuncionales, homosexualidad y las más terribles manifestaciones del mal (lo peor es que muchos ni creen en el mal y mucho menos en demonios) y nos vienen a decir que la solución está en los hermanos políticos, tristemente tienen una influencia grande en nuestras vidas pero como estos personajes muchos no quieren saber de Dios y quienes saben no pueden hablar de ello pues dejan a un lado al Creador y se vienen las consecuencias para todos, que las buenas relaciones potencian nuestra felicidad, obvio pero el gobierno no es digno de decirnos cómo tratar a nuestra familia, cómo sanar heridas, cómo sobrellevar la situación de los huérfanos, no todo se soluciona con comida y dinero, no todo es recreación (y olvidarse de los problemas, lo cual es imposible) no, la Iglesia es la única capaz de dirigir el mundo porque tanto tiene a Dios como cabeza y así mismo busca el bien de todos, no se esmeren en buscarle errores a la Iglesia que yo soy el primero en reconocerlos, sin embargo es y seguirá siendo Santa y Universal.
¿Qué determina la felicidad?
Las cosas en las que más atención invertimos (disculpe que use un término económico) son las que determinan nuestra felicidad. Si no somos felices, entonces no estamos invirtiendo nuestra atención en lo que debemos. Por eso, para tomar decisiones que van a afectar nuestra felicidad debemos pensar primero en las cosas a las que más atención les prestamos, las que más nos afectan.
(Yo) Sólo quiero añadir que de seguir su consejo les recomendaría que centraran toda su atención en Dios aunque no lo conozcan muy bien o les cause cosas inexplicables tan siquiera pensar en su existencia, afortunadamente hay muchos casos de conversos en el mundo que los pueden orientar al respecto y que están al alcance de sus manos.
Usted ha dicho que no somos muy buenos prediciendo nuestra felicidad. ¿Por qué?
Una de las razones tiene que ver con la ‘Teoría de la galleta de la fortuna’, de Daniel Kahneman. Según él, nada en la vida es tan importante como se cree, mientras se está pensado en ello. Cuando pensamos en nuestro bienestar y en el de nuestros seres queridos, partiendo de nuestras circunstancias actuales, les prestamos atención a cosas a las que por lo general no se la prestamos. Si nos preguntan qué tan felices nos hará un aumento de salario, por ejemplo, tendríamos que imaginar cómo sería nuestra vida después del aumento. Y, claro, nos pondríamos muy felices. Pero una vez llega el aumento, dejamos de pensar en ello, nos acostumbramos, nos lo gastamos todo, y este deja de llamar nuestra atención de la forma como esperábamos. La lección detrás de todo esto –y aquí es donde está el verdadero reto– es pensar en las cosas que no dejarán de llamar nuestra atención con el tiempo.
(Yo) Hasta el nombre de la famosísima teoría es ridículo, bastaría con que hiciéramos la prueba para darnos cuenta de su efectividad, la verdad es que las cosas de este mundo todas tienen un fuerte carácter efímero, es decir que pasarán y de hecho muy rápidamente, precisamente por esta razón es que las personas se drogan o toman alcohol constantemente y cualquiera que sea el vicio es constante ya que dura muy poco mientras engañosamente se disfruta, sin mencionar lo que genera tanto psicológica como espiritualmente, las cosas por sí solas dejarán de llamarnos la atención, sólo perdurará lo naturalmente ordenado (Lo de Dios y que no esté alterado como por ejemplo el amor hacia la familia) pero los hijos crecerán, los hermanos tomarán su camino y los padres morirán, todos moriremos y así repetiremos la misma escena de siempre, el desgarrador adiós de los seres cercanos lleno de lamentos por un remordimiento que nadie puede ni superar ni mucho menos explicar, experimentamos un dolor que preferimos olvidar con los vicios pero que nos llega inevitablemente, si vivimos lejos de Dios nunca llegaremos a ser felices, grábense esto en sus corazones.
¿Cómo qué cosas?
Una de las cosas buenas sería pasar tiempo con la gente con quienes disfrutamos. Uno no se acostumbra a los amigos que tiene hace 20 años; son como un buen vino, empiezan a madurar con la edad. Estar con ellos es muy satisfactorio. Del lado negativo, están la ansiedad y la depresión. Los desórdenes mentales no tienen mucha atención. Y los gobiernos quizás deberían priorizar en esas cosas negativas e invertir más dinero en minimizarlas.
(Yo) Apoyo esto especialmente a nivel familiar o conyugal pero se queda todavía en pocas palabras, no es un misterio que muchos quedan con heridas desde su infancia, por la crianza que recibieron en casa, el impacto de la muerte de un familiar, etc, si no solucionamos esto (y sólo lo puede Dios) no llegaremos a ser felices, el dinero no puede satisfacer de ninguna manera nuestras necesidades que sólo tienen su razón de ser en Dios aunque el uso de este dinero sea con las mejores intenciones.
Hay algo importante que decir y no lo haré desde la teología, sólo diré que el mundo le tiene miedo al sufrimiento, muchos se aprovechan de este temor para enriquecerse (como por ejemplo es el caso de una secta muy famosa cuyo nombre contiene la palabra sufrir...) sin embargo la única verdad al respecto es que nadie puede escapar al sufrimiento, en ningún lugar del mundo el hombre estará lejos del sufrimiento, es una condición divina, es decir dada por Dios, Él mismo sufrió en la cruz por nosotros para enseñarnos el camino, que no lo aceptes es otra cosa, en cualquier momento llega una enfermedad o una tragedia y el dinero no puede proteger a nadie de esta situación, no hemos comprendido el sentido divino del sufrimiento, si lo supiéramos qué dichosos seríamos, sólo en la Iglesia Católica encontraremos el camino que nos conduce a la verdadera felicidad, Jesús con la intercesión de María, si alguien a pesar de ser despreciado, ultrajado, humillado y golpeado como Jesús puede estar en paz, puede ser llamarse a sí mismo una persona feliz pero quién puede lograrlo fuera de la Iglesia, difícilmente. 
¿Cómo?
Se ha demostrado, por ejemplo, que la gente que tiene que recorrer trayectos más largos para llegar al trabajo es menos feliz. La forma más suave como podrían intervenir los gobiernos es informar a la gente sobre las consecuencias de los viajes largos. Luego se podrían hacer campañas de persuasión, subiendo los precios de estos viajes; siendo más radicales, un gobierno totalitario simplemente no dejaría que la gente viaje distancias tan largas. Todo depende del contexto y del aspecto por tratar.
(Yo) Soluciones tontas a problemas tontos, yo mismo he "sufrido" en carne propia lo que es estar en una ciudad caótica como toda ciudad capital del mundo, sin embargo la felicidad no radica en tan evidente superficialidad, esa no sería la solución al deseo natural de ser felices, sería el único y por cierto limitado aporte que haría el gobierno "a nuestra felicidad".
¿Qué hacer entonces, para ser más felices?
Hay pequeñas cosas –bueno, en realidad, no tan pequeñas– a las que se les debe dar prioridad. Está demostrado que resolver las situaciones de incertidumbre nos ayuda a adaptarnos y a superar los problemas con éxito. Los datos muestran que durante una separación hay un descenso muy significativo en los índices de bienestar, pero que una vez se firma el divorcio estos empiezan a subir. Creo que parte de la explicación es que durante un proceso hay considerable incertidumbre y esta nos quita bastante atención. La lección aquí es que tendemos a aplazar la toma de decisiones, porque nos preocupa el resultado, pero rara vez este termina siendo tan malo como lo imaginamos.
(Yo) Hablar del tema de las parejas es un tema extenso, en otro de mis posts hablo un poco sobre ello, estos datos me parecen una gran mentira porque el ser humano ni sabe lo que siente, cree saberlo y tiene que definirlo (más si le preguntan en una encuesta) pero al meditar ni sabe, los medios nos dicen una cosa pero en el fondo es otra, muchos se deprimen sin remedio después de su primera separación y nunca la superan, de hecho esta tiene repercusiones en sus relaciones posteriores, en fin, el mundo no nos habla de pureza, de castidad, de compromiso eterno (lo que el matrimonio católico es y de hecho se dice que basta el compromiso verbal y sentimental de la pareja para generarse el compromiso ante Dios mismo pues sepan que Dios no es tonto ni mucho menos ciego) palabras que ya a muchos les suenan raras y la verdad es que son vitales para la felicidad pues constituyen parte del plan divino, este señor en su entrevista no aporta gran cosa, su opinión es la de alguien que aún tiene muchas dudas y eso que es un experto que opina en tan "gran" medio de comunicación.
¿Qué tan cierta es esa frase que dice que todo mejora con el pasar del tiempo?
Bueno, no todo. Por eso menciono la depresión. Nunca me acostumbraré a estar deprimido, aunque hayan pasado diez años. Pero nos acostumbramos relativamente rápido a muchas cosas, como a nuestro salario o a ciertos problemas de salud, como los problemas para caminar, que tienen que ver más con nuestras funciones físicas. No estoy diciendo que los problemas no importan o dejan de importar, sino que algunos terminan importando menos que los que siempre van a quitarnos buena parte de atención.
(Yo) No es que mejore con el tiempo, pasa que las prioridades cambian, la forma de sentir se transforma para muchos de manera misteriosa, el corazón se enfría, vemos el pasado y lo analizamos con más detenimiento, algo nos indica que se acerca el final, nuestro cuerpo no responde igual y eso nos lleva a cambiar hábitos, en fin, no todo se debe al tiempo como si este en sí hiciera algo, el tiempo muchos lo definen desde la filosofía, otros desde la teología, la astrología, la física pero no es más que una medida que Dios quiso para indicarnos una serie de cosas dadas nuestras capacidades de razón y entendimiento, tendríamos que hablar de eternidad y filosofar y aquello es complejo, muchos creen que el tiempo sana heridas por ejemplo y no, la gente cambia pero las heridas quedan, pasa que ya no tenemos energía para hablar o nos cansamos de luchar pero las heridas sólo Dios las sana, no se engañen.
Creo que la felicidad es una experiencia, algo que se vive en las actividades cotidianas. Las preguntas sobre la satisfacción no son las mejores y creo que las encuestas que preguntan sobre los estados de ánimo son mucho más acertadas. Yo prefiero las preguntas que giran en torno a los niveles de propósito y sentido. De esta manera, estaríamos partiendo de que la felicidad surge del balance entre placer y propósito. Ahora, no todo el mundo encuentra este equilibrio de la misma manera. Hay personas que son lo que yo llamo “máquinas de placer” y otras que son “motores de propósito”. Para llevar una vida feliz, debe haber un cierto balance entre estos objetivos.
(Yo) Yo creía lo mismo pero no, la felicidad no es una experiencia, él lo que está definiendo es una mera sensación o sentimiento y aquello es pasajero, de hecho cambia muchas veces por sí solo, por eso muchas personas se despiertan deprimidas o eufóricas sin saber por qué, la verdadera felicidad es aquel estado en el cual uno por estar en paz con Dios (sin mencionar el pecado que muchos niegan y sin hablar de unión con Dios y temas espirituales) es capaz de conservar esa paz y aun ser feliz sin que algo o alguien le robe su estado, ciertamente esto es de lo más difícil que hay en la vida, precisamente eso lo hace más interesante, la puerta es estrecha dijo el Maestro pero el mundo del pecado es bien amplio, tal cual vemos hoy en día, si quieres placer nada más dime qué te gusta dice el mundo y cuando te llegan los problemas desaparece pero si te hablan de Iglesia qué pereza, todo esto tendrá consecuencias y ya seguramente las estás experimentando, en fin lector (es), mi tono ha sido desafiante quizás, u ofensivo, tenía que serlo, soy uno más de esos que se cansan de tener que consumir todo aquello que el mundo ofrece, por eso hoy quise dar mi punto de vista y tengan por seguro que me quedé corto en palabras, creo que esta libertad de expresión que hoy me permito es hasta mal llamada libertad, Dios me enseñó que la libertad es otra cosa pero ese es otro tema.
Dios los bendiga, recuerden que no están solos aunque parezca muchas veces que sí.