miércoles, 24 de julio de 2013

LA OPCIÓN V Y EL SACERDOTE JÜRGEN DAUM, SCV

“«La Opción V» es un proyecto que busca ayudar a los jóvenes a descubrir la importancia de la virtud de la castidad para alcanzar el amor verdadero en sus vidas”.
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“Seamos como los niños, inocentes y puros de corazón.”

Para muchos, la castidad es una palabra anticuada, absurda, anacrónica; se busca “vivir al máximo”, sin preocuparse por las posibles consecuencias y creyendo que es “algo que todo el mundo hace”. Tuvimos la oportunidad de conversar con el p. Jürgen Daum, líder del proyecto “La Opción V”, que busca promover, especialmente entre los jóvenes, la virtud de la castidad como un medio para alcanzar el verdadero amor, y que en poco tiempo ha tenido una sorprendente acogida.
1. Padre Jürgen: dentro de su labor pastoral, ¿cuáles son los principales proyectos digitales en los que participa?
“Viviendo el evangelio” es un blog en el que ofrezco reflexiones sobre el Evangelio del Domingo aplicado a la vida cotidiana. Además, ofrezco un servicio semanal llamado “Dies Domini” (El día del Señor), que es un material que distribuyo por correo electrónico semanalmente y contiene las lecturas de la Misa del Domingo, una exégesis del Evangelio, una reflexión espiritual sobre el Evangelio y de diversas citas de los padres de la Iglesia, del Catecismo y de otros. Este servicio, como los anteriores, lo vengo ofreciendo hace cerca de diez años.

2. ¿Cómo surgió la inquietud de impulsar la vivencia de la pureza entre los jóvenes?
La inquietud surgió a partir de las historias que iba escuchando como sacerdote. Una que influyó mucho fue cuando, a finales del 2011, una niña de trece años se me acercó a preguntarme confundida qué responderle a su enamorado de también trece años que le había pedido tener relaciones sexuales cuando llevaban apenas dos semanas de enamorados. A partir de ahí, empecé a hablar con más insistencia en mis homilías sobre el tema de la castidad.

Luego se me ocurrió la idea de realizar un breve curso —de dos charlas— dirigido a jóvenes sobre el tema “Pureza y Sexualidad”, en grupos separados de hombres y mujeres. La primera charla, para mujeres, la di a finales de enero del 2012. La asistencia fue masiva, de unas trescientas chicas, y el impacto fue totalmente inesperado para mí. Recuerdo que una joven de 18 años se me acercó a decirme que le había cambiado totalmente la perspectiva que tenía, y otra me preguntaba cómo podía recuperar su pureza, pues ya no era virgen. El mismo impacto tuvo la charla dirigida a los hombres.
Antes de dar este curso yo pensaba que iba a ser “un curso más”. Pero por la reacción de los jóvenes y también de algunas personas mayores que asistieron, entendí que los jóvenes estaban sedientos de escuchar un mensaje distinto al que escuchan todos los días, un mensaje que en medio de una sociedad que sólo les ofrece una perspectiva distorsionada de la sexualidad les hablase del Amor verdadero y de cómo alcanzarlo. Desde entonces le he hablado a miles de jóvenes y siempre mi experiencia es la misma: están como ovejas sin pastor. ¿Cómo podía dejar de hablarles, de presentarles una perspectiva distinta, una opción diferente? Si con sólo hablar puedo ayudar a tantos jóvenes desconcertados, confundidos, engañados, ¿podía yo quedarme callado? Para mí era claro que Dios mismo me estaba pidiendo hablarle a los jóvenes.
3. ¿Qué es «la Opción V»? ¿Cómo se inició?
«La Opción V» es un proyecto que busca ayudar a los jóvenes a descubrir la importancia de la virtud de la castidad para alcanzar el amor verdadero en sus vidas. Surge como un intento de reunir a todos los jóvenes que quieren hacer la opción de vivir la castidad e ir contracorriente.

Se inicia con la idea de ofrecer en Facebook a estos jóvenes un “espacio”, una “comunidad” que los apoye, para que sepan que no están solos en esta lucha.
Cada día son más los jóvenes que se suman y las personas que se involucran en este proyecto, porque entienden su importancia y la necesidad de difundir la castidad como un valor necesario en nuestra sociedad ante el avance de una cultura hedonista, sensualizada y cada vez más erotizada.
4. ¿Ha sido criticado por tocar temas tan “directos” y que de algún modo han sido tabú?
 Abiertamente no he sido criticado hasta ahora. Sé que he causado malestar a algunas personas, que no ven con buenos ojos este proyecto, pero sé que eso es parte de una obra de esta naturaleza, que toca temas tan sensibles, y de un modo tan directo. Algunos se incomodan por hablar con tanta franqueza a los jóvenes de once o doce años y temen despertar su curiosidad en vez de ayudarlos.

¿Pero sabes lo que me escribió una joven de 12 años que asistió con su madre al curso que di el 2012? Me escribió esto: “Las dos charlas me servirán para en un futuro poder decidir bien las cosas antes de hacerlas. El tema fue bastante interesante, aunque al principio no quería ir porque no sabía cómo iban a ser. Me gustó también que se dijeran las cosas directas y claras. Además me pareció que el lenguaje que usó fue bueno porque usó palabras que nosotros los chicos entendemos”.
Luego de leer eso, luego de entender cuánto bien puedo hacer con sólo hablar, ¿puedo quedarme callado? ¿Puedo dejar de hablar como lo estoy haciendo? No. Yo considero que tengo no sólo una hermosísima misión, sino también una grandísima responsabilidad frente a tantos jóvenes que andan tan confundidos en un tema que definitivamente tiene además un gran impacto en su vida cristiana.
Finalmente, aunque hay personas que han querido frenar este proyecto y las habrá siempre, hay muchísimas más personas que continuamente me ofrecen su apoyo, aliento y colaboración. Desde el inicio, he contado con el apoyo y el aliento también de mis autoridades.
5. ¿Qué significan para ti esas críticas? ¿No es un tema demasiado delicado para que lo lidere un sacerdote?
Entiendo que me preguntes porqué este proyecto lo dirige un sacerdote, por la mala fama que nos han hecho a todos por los abusos cometidos por algunos poquísimos malos sacerdotes. Al final de una de mis charlas dada a unos 250 jóvenes varones universitarios, me hicieron llegar una pregunta —por escrito—: “¿Qué se siente violar a los acólitos?” No tuve problema en responder, porque yo jamás le he faltado al respeto a un chico o a una chica. He sido fiel a mi compromiso de celibato mis 21 años de sacerdote, y no veo por qué a todos nos tengan que tildar ahora de “pedófilos”. No lo soy, nunca lo he sido, y no por el estigma que nos han impuesto me tengo que quedar callado.

Es verdad, por otro lado, que los temas que trato son delicados en sí mismos; pero considero que Dios me ha preparado para esta misión. Como ya te dije anteriormente, yo no busqué ni esperé nunca estar un día impulsando un proyecto de esta naturaleza. Simplemente “se dio”, es decir, Dios me abrió este horizonte apostólico. Ante la reacción inesperada de tantos mi experiencia fue la de haber “despertado un monstruo”.
Providencialmente, justo un mes después de terminar aquél curso memorable, leí la recomendación que hizo el entonces Papa Benedicto XVI a los obispos norteamericanos: “Es una necesidad urgente que toda la comunidad cristiana recupere el aprecio de la virtud de la castidad”. Para mí fue un llamado a la batalla y una confirmación de que esto es lo que Dios me estaba pidiendo en esta etapa de mi vida. Si es una “necesidad urgente”, y si yo puedo aportar a esta misión eclesial, no puedo no hacerlo. Además, experimento una fuerza muy especial, un fuego que me lanza día a día a luchar por tantos jóvenes —y no tan jóvenes— que se están beneficiando y se beneficiarán con el crecimiento de «La Opción V».
Por otro lado, considero que el ser sacerdote me pone en una posición muy especial para poder llegar al corazón de los jóvenes. Mi ventaja es el conocimiento profundo que un sacerdote puede tener de los jóvenes. Luego de 21 años de ejercicio ministerial, son innumerables los jóvenes que me han confiado sus secretos, que me han mostrado sus heridas, lo que pasa verdaderamente en el interior cuando se inician sexualmente siendo tan inmaduros; ¡cuántas veces me han dicho, “Padre, esto que le cuento no me atrevo a contárselo a nadie más”! Un sacerdote puede entrar a lo más profundo del alma de las personas para curarlas con el perdón del Señor.
6. Muchos llegaron a pensar que este proyecto no tendría éxito, pero la respuesta de los jóvenes ha  sido entusiasta y va creciendo con rapidez. ¿Cómo se explica?
Me sorprende que me digas que muchos pensaban que “no tendría éxito”. Quien así pensaba no tiene ni idea de la necesidad que tienen los jóvenes de que alguien les hable con claridad de estos temas.

Si esto ha prendido y sigue creciendo a un ritmo asombroso es, en primer lugar, por gracia de Dios; y en segundo lugar porque hay muchos jóvenes ansiosos de que se les hable de la pureza y se les muestre con claridad el camino que conduce al amor verdadero. Esto seguirá creciendo mientras haya jóvenes así.
"Una opción Contracorriente"
“Una opción Contracorriente”
Por otro lado, muchos padres han encontrado en “La Opción V” una esperanza, una alternativa. Como me decía una madre con dos hijas adolescentes: “yo ya había tirado la toalla, pensaba que no podría ir contra la corriente y que tendría que aceptar la mentalidad moderna, pero gracias a Ustedes ahora sé que decirles a mis hijas y lucho por ellas”. Además, las personas que más entienden la importancia de este proyecto son las que más han sufrido heridas, porque nunca nadie les había hablado de la opción de la castidad. ¡A cuántas jóvenes he escuchado decir: “cómo no nos hablaron de esto antes”!
Porque hay esa necesidad tan fuerte y esa ansia de escuchar un mensaje distinto, un mensaje que les hable del amor puro, es que este proyecto seguirá creciendo.
7. En ese sentido, algunos pensarían que se trata de una iniciativa para nerds, fracasados o fanáticos religiosos, pero vemos que su éxito se difunde en todo tipo de jóvenes… ¿Cómo se explica esto?
A esas personas les recomendaría que lean los testimonios o las publicaciones de nuestro blog, con mente abierta, sin prejuicios. No hay nada de fanatismo religioso, son experiencias muy humanas, y nos esforzamos en ofrecer argumentos científicos, médicos, psicológicos, racionales. Los testimonios no los ofrecen “nerds”, sino personas que han pasado o pasan por muchas cosas o, como se dice, han tenido ya diversas “experiencias” en la vida y se han dado cuenta de que eso no es lo que las hace felices, sino que las ha hundido muchas veces en el desaliento, en la desesperación, en el dolor. Lo que ofrecemos son experiencias muy humanas, lo que el hombre o la mujer viven dentro y no se atreven a mostrar por vergüenza o por miedo.

Cuando los jóvenes leen nuestras publicaciones se sienten identificados, porque son experiencias comunes a ellos, y encuentran respuestas y apoyo cuando quieren. A eso pienso que se debe el “éxito” de «La Opción V».
8. Según tenemos entendido, la iniciativa comienza en Perú; pero, ¿hay respuesta de jóvenes de otros países? ¿Algún ejemplo que pueda mostrarnos el impacto internacional de «La Opción V»?
La iniciativa comienza en el Perú, y gracias a las redes sociales nuestra propuesta llega a todo el mundo, principalmente a América Latina, pero también a otros países en los que viven personas que hablan español.

En México, por ejemplo, hace poco hubo una marcha por la vida, y nos pidieron los archivos para imprimir el logo de «La Opción V», así como la biografía de nuestro Facebook; con ellos hicieron un carro alegórico.
Nos han escrito también de Santo Domingo (República Dominicana), pidiéndonos material para ofrecer un curso sobre sexualidad para jóvenes. Lo mismo sucede en otros países, y aunque no podemos ofrecer aún un curso de esta naturaleza –recién estamos comenzando–, esperamos poder hacerlo en un futuro próximo.
9. ¿Cuál es el horizonte que se presenta para el proyecto? ¿Qué podemos esperar para los próximos años?

El horizonte es luminoso, es apasionante. La verdad, no sé qué le espera a «La Opción V»; sólo te puedo decir que cada vez surgen más iniciativas y personas que quieren colaborar. Pienso que a futuro todos los jóvenes —en América Latina particularmente— conocerán que frente al “pensamiento único” de que “no hay por qué esperar” y de que “todo está permitido mientras estén de acuerdo”, habrá una opción, que es la opción por la virtud de la castidad, la opción por el verdadero amor al que conduce el ejercicio de esta virtud.

Eso es con lo que sueño a futuro: que esta opción sea conocida por todos, para que cada cual pueda hacer una elección verdaderamente libre y no se vean obligados —aunque no quieran— a ir todos en una misma dirección, como sucede lamentablemente hoy en día.

10. ¿Puede contarnos de algunas personas que apoyen el proyecto de «La Opción V»?

Encuentro del P. Jurgen Daum con Jason Evert
Encuentro del P. Jurgen Daum con Jason Evert
Personalmente tengo mucho que agradecer a Jason Evert y a su esposa Crystalina. Con sus libros (Amor Puro, Masculinidad Pura, Feminidad Pura), me ayudaron muchísimo a saber cómo enfocar el tema de la sexualidad en los jóvenes, para darles razones y argumentos que les hagan entender que de lejos la castidad es la mejor opción, si quieren amar y ser amados de verdad. Hace poco pude reunirme personalmente con Jason, quien es ahora un colaborador oficial del proyecto, y quien me ha ofrecido todo su apoyo y el de su esposa.
Encuentro del P. Jurgen Daum con Carlos Cuauhtémoc
Encuentro del P. Jurgen Daum con Carlos Cuauhtémoc Sánchez
También es oficialmente un colaborador de «La Opción V» el reconocido   escritor mexicano Carlos Cuauhtémoc Sánchez, un hombre dedicado a promover y difundir valores especialmente entre los jóvenes. Yo considero que Carlos hace un trabajo excepcional; sé que con sus libros ha hecho y hace muchísimo bien a muchos, y considero que es un hombre de una sola pieza. También él me ha ofrecido su apoyo en esta iniciativa para poder ayudar a muchos jóvenes a descubrir y vivir el valor de la castidad, para construir futuros matrimonios sólidos.
Ellos son, por ahora, los colaboradores más famosos de «La Opción V», aunque hay también otros no tan famosos, pero entre estos tenemos médicos y sicólogos, que son de gran ayuda para poder responder a las inquietudes de nuestros jóvenes seguidores.
 11. Por último, padre Jürgen, ¿cómo se puede contactar a los encargados de «La Opción V»?
«La Opción V» tiene un blog, http://laopcionv.wordpress.com/, que es un lugar de encuentro para aquellos que quieren vivir la virtud de la castidad. Hace poco nuestro blog alcanzó las 100.000 visitas. 

DIOS LOS BENDIGA

¿DÓNDE ESTABAS?

Imagen por: laopcionv.wordpress.com 
                                                               “Depender de tu pareja es señal de inseguridad.”



 Sanar nuestras heridas afectivas es fundamental para poder establecer relaciones románticas sanas
“¡No me textea de vuelta! ¿Será que ya no me quiere? ¿Qué está haciendo ahora? ¿Estará con otro(a)? Si no hago lo que me pide, ¿seguirá conmigo? Cuando no estoy con él/ella, me aburro, no sé qué hacer, ¡siento que no respiro! ¡No puedo dejar de pensar en él/ella! ¡Nada me interesa sino estar con él/ella! Si me conociera realmente como soy por dentro, ¿seguiría conmigo? Si tenemos relaciones, ¡seremos el uno para el otro para siempre!”
Enamorarse es muy bonito, pues experimentamos emociones profundas, entramos en una especie de mundo mágico; todo alrededor palidece cuando estamos cerca de la persona que nos gusta. Esta “magia” de la conexión es muy intensa…
¿Sabías que cuando la persona que te gusta te toca, abraza o acaricia, tu cerebro libera oxitocina, una hormona que te hace sentir seguro, querido, que a su vez elimina el cortisol en tu sistema, es decir, la hormona que secreteamos cuando estamos estresados? ¿Sabías también que cuando estás en contacto sexual con tu pareja, tu cerebro libera endorfina, un neurotransmisor que alivia el dolor, da calma y sensación de placer? Asimismo, ¿sabías que cuando estás en contacto sexual con alguien que te gusta liberas dopamina, que te hace sentir placer, y también norepinefrina, que te hace sentir una especie de euforia? Finalmente, ¿eres consciente de que cuando tu pareja te mira, sonríe, te dice palabras bonitas, tus neuronas-espejo reaccionan y te hacen sentir “querido”, comprendido y, por lo tanto, valorado y apreciado? Si acaso llevas el encuentro hasta la relación sexual, en el orgasmo, liberas más oxitocina o vasopresina, que te hacen sentir mucho placer y una profunda experiencia de conexión exclusiva con tu pareja.

Varios estudios científicos basados en imágenes cerebrales han revelado que la región con mayor actividad durante un encuentro sexual es la misma que activa el consumo de drogas tales como la cocaína y la heroína. Estas son algunas de las razones que explican por qué experimentamos la sexualidad de forma intensa y atractiva a nivel emocional y físico.
Sin embargo, algunos también sienten emociones no muy bonitas como por ejemplo un deseo ansioso y descontrolado de tener contactos sexuales, que puede llegar a ser adictivo y esclavizante. También, algunos sienten que no pueden dejar de pensar en su pareja, y están todo el día en un mundo de ensueño idealizando la relación. Asimismo, otros sienten que no pueden ser queridos tal cual son, o ser merecedores de una persona como su pareja. Además, sienten un profundo miedo de abandono y celos por no creer estar a la altura de la “competencia”, o una necesidad de siempre estar juntos, lo que hace que la separación temporal se sienta como una tortura(¿Dónde estás? ¿Con quién estás? ¿Por qué no me llamas o texteas más?). Finalmente, algunos sienten una presión para sacrificar sus responsabilidades o su moral con tal de no perder a la persona que quieren.
Todo aquél que ha recibido un “flechazo de Cupido” sabe cuán intensa es la atracción romántica.
En el relato de la creación, leemos que cuando Adán vio a Eva por primera vez, exclamó: “esto sí que es ya hueso de mis huesos y carne de mi carne” (Gén 2, 23). Vemos también que antes de crear a la mujer, Dios dice lo siguiente: “no es bueno que el hombre esté solo” (Gén 2, 18).

Dios nos creó para el encuentro, para gozar de la comunión con Él, con nosotros mismos, con los demás y con la naturaleza. Por esa razón es que, desde lo profundo, experimentamos un dinamismo que nos impulsa a conectar con algo más grande que nosotros mismos, con Alguien que le dé sentido a nuestra vida y a todo lo que nos rodea; por eso, sentimos esa necesidad o curiosidad de conocernos; nos sentimos atraídos a la intimidad y amistad con otras personas; y, finalmente, sentimos la necesidad de conectar con la naturaleza. Esto sirve de contexto para hablar de la sexualidad, pues es profundamente relacional. Es decir, Dios nos regaló la sexualidad para conectar de manera íntima, profunda y especial con otra persona, y llevar a cabo un proyecto de vida que genere nueva vida. Es una dimensión hermosa de la vida humana, que requiere de una vida espiritual virtuosa para vivirla de manera sana, sin ser arrastrados por impulsos emocionales y físicos descontrolados e irracionales que nos hacen daño.
Me imagino que te preguntarás, ¿por qué es tan difícil vivir la sexualidad de acuerdo a mi fe? Es verdad que vivir la sexualidad de acuerdo al Plan de Dios requiere de mucho esfuerzo. Una de las razones es el pecado, que introdujo en nosotros una ruptura que distorsiona nuestra percepción de la realidad, haciéndonos creer que lo placentero siempre es bueno para nosotros. El pecado también rompió la armonía interior, y así el hombre sufre el desgobierno de sus pasiones y le cuesta someterlas a la razón: pero, además del pecado, las tendencias relacionales que formamos durante nuestra vida pueden hacer más o menos difícil nuestra lucha por vivir una recta sexualidad.
Para este pequeño artículo, voy a concentrarme en la dimensión psicológica, y en cómo nuestra experiencia relacional afecta nuestra aproximación a la sexualidad. Para ello, voy a hablar un poco sobre el desarrollo humano hasta la etapa de la adolescencia (ya que está dirigido a gente joven), pues servirá para entender como formamos nuestras tendencias relacionales y aproximación a las relaciones románticas.
En tus primeros dos años de vida, antes de que pudieras formar conceptos y ser reflexivo, ya experimentabas emociones profundas con las personas significativas de tus alrededores, tales como tus padres, hermanos mayores, abuelos, nanas, etc. A los 8 meses, ya era notable tu capacidad para establecer preferencias por personas a quienes te sentías especialmente unido, como tus padres y hermanos. Estas primeras conexiones emocionales tuvieron un impacto profundo en ti, ya que naciste para el encuentro. Así no pudieses hablar o pensar lógicamente, estabas “cableado” para relacionarte con los demás y desarrollar tu vida emocional/relacional.
Si cuando eras un infante, tus padres respondían rápidamente a tus necesidades (expresadas principalmente a través del llanto, gestos, miradas), y te calmaban dándote de comer, ternura, afecto y cercanía física. Te enseñaron gradualmente a confiar en ellos, pues, cuando los necesitabas, estaban allí para ti. Asimismo, con su atención y cuidado, te ayudaron a aprender a regular tus emociones y responder adecuadamente ante miedos, frustraciones y alegrías. Igualmente, esos cuidados imprimieron en ti un sentido profundo de valor, pues si te cuidaban con tanto cariño, era porque eras valioso y digno de ello. Finalmente, si se separaban de ti por un tiempo, sabías que no te iban a abandonar, y, mientras estaban relativamente cerca, te sentías en confianza de explorar tu entorno sin sentir que estabas solo o desprotegido. Por tanto, esa conexión amorosa te dio una estructura emocional positiva, una actitud de confianza hacia los demás, y una perspectiva del mundo como un lugar bueno, lleno de posibilidades y no algo a ser temido o evitado. En cambio, si tus padres fueron negligentes con sus cuidados y no estaban para ti cuando los necesitabas, es probable que hayas desarrollado una desconfianza hacia los demás, pues las personas importantes en tu vida no siempre estuvieron para ti cuando los necesitabas. Asimismo, de manera inconsciente, puedes haber asimilado la idea de que los demás no respondían a tus llamados porque no lo merecías; es decir, había algo inadecuado en ti. Finalmente, cuando se alejaban por un tiempo, es probable que hayas experimentado una profunda inseguridad de abandono, y hayas sentido miedo de explorar el mundo a tu alrededor porque te sentías sin protección en caso de que algo malo te sucediera.
Estas experiencias relacionales tempranas formaron en ti una especie de molde o formato emocional/relacional, que es relativamente estable e influye profundamente en cómo te ves a ti mismo, como te aproximas a los demás (confianza-desconfianza), y la perspectiva que te formas de la vida social. Esta estructura relacional precede a tu desarrollo cognitivo; es decir, a tu capacidad conceptual o lógico-discursiva, y reside en un nivel subconsciente, irreflexivo. Es una especie de sensación visceral constante sobre ti mismo, los demás y el mundo. Sin duda, es una parte importante de tu sentido de auto-estima, es decir, cuánto te aceptas o quieres a ti mismo.
Las primeras experiencias relacionales en nuestra infancia y niñez, cuando todavía no somos críticos o reflexivos, imprimen en lo profundo un sentido de cuánto somos queridos y cuán valiosos somos. Por eso, la auto-estima tiene una naturaleza relacional y afectiva; la manera como somos tratados por los demás afecta cuánto nos aceptamos y queremos a nosotros mismos. El auto-concepto es diferente, ya que opera a un nivel más consciente y cognitivo, y tiene que ver con la idea que formamos de nosotros mismos en cuanto a nuestras cualidades y capacidades. Aproximadamente a los 5 años, los niños empiezan a ser capaces de decir cosas como “soy bueno en fútbol”, “soy bueno en matemáticas”, y poco a poco van desarrollando un concepto de sí mismos en términos de sus características y habilidades. Sin embargo, el auto-concepto y el auto-estima no siempre coinciden. Por ejemplo, puede pasar que un niño que destaca académicamente tenga un alto concepto de sí mismo como alumno competente, y, no obstante, debido a padres emocionalmente abusivos o distantes, tenga un profundo sentido de inadecuación y baja auto-estima. Lo contrario puede también suceder; es decir, un niño que experimenta dificultades académicamente puede desarrollar un bajo concepto de sí mismo, pero dado que viene de una familia amorosa, no pierde el sentido de valor propio y seguridad. Así puede salir adelante a pesar de las dificultades. Por eso es que a veces vemos personas muy exitosas en el mundo profesional, que debido a una estructura emocional débil, poseen una profunda inseguridad sobre su propio valor. Tienen un buen auto-concepto, mas poca auto-estima, y creen que con más éxito podrán sanar esa inseguridad de fondo. Cuando en realidad, esa inseguridad o falta de aceptación se sana con relaciones íntimas y auténticas de amistad o enamoramiento, donde la persona se siente realmente querida por quién es, al margen de sus logros.
Ahora bien, ese formato emocional/relacional arriba descrito no está tallado en piedra, ya que es posible cambiarlo para mejor a partir de experiencias de encuentro positivas a lo largo de la vida. El hecho de haber tenido una mala experiencia inicial no incapacita a la persona para curar su formato emocional. Sin embargo, le costará más trabajo que a uno que vino de una familia amorosa.


En la adolescencia, los jóvenes comienzan a refinar su capacidad de abstracción y pensamiento crítico, y despiertan a la autoconsciencia o sentido del “yo”. Es en esta etapa donde comienzan a desarrollar un sentido de identidad y sienten la necesidad de ir diferenciándose de sus padres. Es así que los otros jóvenes de su edad empiezan a tener un rol gravitante en el concepto que forman de sí mismos. Los padres no son tan influyentes como su grupo social; en cambio, los otros jóvenes hacen o piensan tiene un gran impacto en ellos. También empiezan a sentir atracción sexual y deseo de intimar con una pareja; y, cuando se enamoran, la persona a la que quieren tiene gran influencia en su vida.
Si un adolescente tiene un patrón relacional inseguro, es probable que pase por una experiencia ambigua al enamorarse. Por un lado, busca con ansia sentir una conexión con otra persona; y, por el otro, siente distintos miedos como el ser abandonado, perder su libertad o ser conocido tal cual es (y ser rechazado).
En un contacto sexual, el adolescente inseguro puede sentirlo como algo mágico: finalmente se siente conectado, valorado, y esto tiene impacto en su autoestima. Piensa “si esta persona está conmigo, es porque soy valioso”. Esto viene con una fuerte experiencia placentera y calmante a nivel emocional y físico. La ansiedad de no ser valioso o querido desaparece al menos por un tiempo. Es probable que el adolescente esté dispuesto a hacer lo que sea para que su pareja no lo abandone, incluso ir contra su conciencia y tolerar abusos, maltratos. El adolescente inseguro probablemente sacrifique muchas cosas para asegurar que su pareja no lo deje como darle todo el tiempo del mundo a costa de responsabilidades (estudios, tareas en casa), abandono de práctica de deportes, hobbies, descuido de la vida familiar y amistades próximas, o, incluso, consentir actividades sexuales que van contra su conciencia moral.

Por eso, una persona con un formato relacional inseguro es más vulnerable a la inestabilidad emocional y sexual que una persona segura. El contacto sexual lo puede experimentar como una intensa y eficaz compensación ante una carencia afectiva y baja auto-estima, y estar proclive a no poner límites en el ejercicio de la sexualidad. En casos críticos como víctimas de abuso físico, emocional o sexual, estas personas suelen tener un profundo sentido de inadecuación. Tienen mucho temor de ser conocidos e intimar, pues creen que su interior es desagradable y espantarán a quien entre en ellos. Suele pasar que buscan a personas que no quieren intimar y relacionarse en serio, que suelen ser los que buscan simplemente el sexo sin compromiso. Lo que sucede es que las víctimas de abuso, a pesar de tener miedo de conectar, sienten al mismo tiempo una sed de encuentro; y, al final, una experiencia sexual fugaz es mejor que la soledad. Este encuentro sin compromiso les permite experimentar la “magia” de una relación, aplacando su angustia existencial al menos por un tiempo corto, sin tener que enfrentar el miedo de abrir el corazón a otro.
En cambio, una persona segura no va a sentir la necesidad de sacrificar su conciencia moral, vida familiar, amistades y responsabilidades con tal de no perder a alguien que le gusta. Al contrario, probablemente perciba la toxicidad de la relación y decida romperla. Cuando se enamora, no anda angustiada por celos, puede disfrutar el tiempo a solas (si bien prefiere estar con su pareja), desea conocer íntimamente a su pareja y ser conocida, y no tiene miedo a comprometerse.
Espero que este pequeño artículo te pueda ayudar a tener más perspectiva y sentido crítico en tus relaciones románticas. Ahora bien, como nadie viene de una familia perfecta, todos necesitamos, en mayor o menor grado, sanar nuestras heridas afectivas para así poder entrar en relaciones románticas sanas. Estas heridas afectivas, sumadas a la acción del demonio, a nuestra tendencia al pecado, nuestros malos hábitos, y a una cultura que deforma la sexualidad humana, requieren que acudamos al auxilio de Dios para vivir la recta sexualidad. Necesitamos cooperar con la gracia de Dios teniendo vida de oración; recibiendo los sacramentos (en especial la eucaristía y confesión); pidiendo ayuda a consejeros espirituales, familiares, y amigos; y, si es necesario, recibiendo ayuda psicológica.
Brian Shannon, Colaborador de La Opción V
Brian Shannon es Bachiller en Derecho y Ciencias Políticas, posee un Master of Science en Counseling Psychology con Especialización en Terapia Familiar y Matrimonial. Actualmente ejerce como Psicoterapeuta en el Denver Family Institute.

DIOS LOS BENDIGA


NUESTRA SANTIFICACIÓN ESTÁ ÍNTIMAMENTE LIGADA A LA CASTIDAD

Imagen modificada por el autor de este blog

«Esta es la voluntad de Dios: su santificación; que se alejen de la fornicación» (1 Tes 4, 3). La castidad es fundamental para responder a nuestro llamado a la santidad. Es verdad que el pecado contra la carne, en este caso la fornicación a la que se refiere el apóstol Pablo, no es el peor de los pecados. Sin embargo, es probablemente el que más avergüenza, el que más hace experimentar la propia miseria, el que más “impuros” nos hace sentir. El pecado de la carne es por lo mismo el pecado por el que más experimentamos el deseo de escondernos o alejarnos de Dios, porque ante Él no nos sentimos puros, dignos, nos sabemos sucios, pecadores.
Caer en el pecado de la carne nos lleva a apartarnos avergonzados de Dios, a alejarnos de los Sacramentos, de la Iglesia, de todos aquellos buenos amigos o amigas que nos incomodan y nos recuerdan al Señor.
Caer repetidas veces en este pecado nos lleva al desaliento en la vida cristiana, a la desesperanza, a creer que “nunca voy a poder superar esto”, que “soy demasiado frágil y no me queda más que entregarme a este tipo de vida”, que “no puedo resistirme y nunca voy a cambiar”. La desesperanza que viene luego de una caída en el pecado de la carne es peor que la tentación misma de impureza, porque si cedemos a ella nos lleva a entregarnos definitivamente en las manos del enemigo, que no tendrá la más mínima misericordia de nosotros.
Caer repetidas veces en este pecado nos lleva, además, a empezar a justificarnos a nosotros mismos, a defender nuestras tinieblas, a empezar a llamar al mal “bien” o “bueno para mí”, “excelente para alcanzar el amor y la felicidad”, etc. Y es que reconocer que uno está equivocado nos pone en una posición de tener que luchar contra aquello de lo que nos hemos hecho esclavos y nos tiene alejados de Dios. Quien no está dispuesto a abandonar sus tinieblas, imposible que reconozca que está en el error y que lo que él llama “bueno” en realidad esté mal. Y no sólo eso: buscará que otros lo acompañen en su error y atacará a todos aquellos que con su conducta recta y pura lo cuestionan e incomodan, pues no aceptan como “luz” sus tinieblas.
Por todo esto es imprescindible que quien quiera responder a la voluntad y al llamado del Señor a la santidad, aprecie vivamente la castidad y se ejercite en ella día a día, con paciencia y perseverancia, buscando tercamente el perdón y la fuerza cada vez que sea necesario.
Fuente: P. Jürgen Daum, Director de La Opción V

DIOS LOS BENDIGA

¡BASTA DE SILENCIOS, GRITEMOS AL MUNDO ENTERO QUE EL AMOR PURO ES POSIBLE!

Imagen por: laopcionv.wordpress.com

Tengo 18 años. Desde hace un mes que quiero compartir con ustedes una experiencia que tuve en unas clases de fotografía, en mi universidad. Para esto les quiero contar cómo es que llegué a hacer una promesa de pureza.
Yo estudié en un colegio católico, donde me enseñaron a vivir mi pureza. Por eso, cuando mis mejores amigas me comentaron que iban a hacer una promesa de pureza, yo también me animé. Cuando la hice, me dije a mí misma: “ok, esto va a ser fácil, total, la gente que me rodea piensa igual que yo”. Pero cuando entré a la universidad ya no fue así.  Mi primer ciclo fue más relajado, ya que cuando les contaba a mis compañeros por qué llevaba un anillo  de pureza me decían que era muy inocente. Después llegó mi segundo ciclo. Me metí a unas clases de fotografía por no estar con límites de créditos, total, tomar fotos no es nada difícil. Yo estoy 100% segura que Dios quiso que yo esté en esa clase, ya que cuando tuve mi primera clase el profesor –en adelante Paco, porque a él no le gusta que le digan profesor– nos dijo los temas que íbamos a tocar a lo largo del ciclo. Uno de estos temas era el desnudo. Cuando Paco dijo esto, yo me quedé en shock. Pero después, pensando, me dije que no iría a esa clase y, bueno, no presentaría ningún trabajo. Fueron pasando las semanas, fui conociendo más a Paco y me di cuenta que tiene una mente muy morbosa, todo lo relaciona con el sexo y con los órganos genitales. Los comentarios que hacía me fastidiaban un montón, yo sólo me hacía la de oídos sordos y no lo escuchaba, o sólo le decía que no me parecía bien lo que decía, pero nada más. Después de un tiempo me olvidé por completo del tema del desnudo, hasta que llegó la clase y justo falté ese día, pero tenía que recuperar la clase porque no sabía cuál era la tarea.  Antes de ir a esa clase pensé hablar con alguien que me aconsejara, así que me armé de valor y decidí contarle mi historia a un sacerdote. El me pidió que asistiese a la clase de recuperación, tanto para vencer mi miedo de ir como para hablar en caso de que Paco empezara a hablar tonteras que denigran a las mujeres u hombres.
Llegó el día de la clase de recuperación, y antes de ir a mi universidad fui al Santísimo a pedirle al  Señor que me diese fuerzas para hablar. Cuando caminaba rumbo a mis clases mi corazón latía a mil por hora. Comenzó la  clase y empezaron a ver el tema del desnudo. Al principio Paco lo vio desde un punto de vista del arte y contó cómo había estado presente a lo largo de la historia. Pero luego pasó a una parte en la que comenzó a decir que se reprimió este “arte” por culpa de los católicos, y que Jesús era un tal por cual. Yo en ese momento me quedé atenta, escuchando lo que decía, y cuando terminó levanté la mano y le dije: “Sé que estoy de visitante, ¿pero puedo decir algo?”. El me dio la palabra y es así como empecé a defender a la Iglesia, a Jesús y sobre todo comenzamos a debatir en el salón de que si era posible vivir la pureza en la actualidad.  Yo les decía que el verdadero amor no se demuestra teniendo relaciones sexuales, y la mayoría en el salón me decía que no, que nada que ver. Nunca llegamos a una conclusión, pero al menos los chicos de ese salón sabían que sí hay otra opción, y que esa otra opción es un amor puro.
Al final hice mi tarea pero a mi manera. Esta es la foto que decidí presentar:

Cuando le mostré la foto a mi profesor le gustó y me comentó que en las otras clases que tuvo comentó lo que dije, que existe el amor puro y que jóvenes de nuestra edad pueden vivirlo.
Espero que esta experiencia que les comparto les ayude a reflexionar: si como yo al principio de mis clases suelen quedarse callados ante los comentarios “fuera de lugar” de algún profesor o de los compañeros, los invito a ser valientes y hablar con firmeza a pesar de las burlas. ¡Les aseguro que muchos se lo agradecerán después! A mí personalmente me ayudó a dar este primer paso esta frase de Santa Catalina de Siena:
“¡Basta de silencios! ¡Griten con cien mil lenguas! Porque por haber callado el mundo está podrido”.                                    DIOS LOS BENDIGA

jueves, 4 de julio de 2013

EL SILENCIO DA MIEDO


Autor: P. Arnaldo Alvarado S. 


Hay un hecho que suscita interés en nuestros tiempos, esto es sencillamente el silencio y el miedo a este período. Mucha gente tiene pavor a la ausencia de murmullo. En una ocasión por eficiencia de medios de transporte acudí a un servicio de taxi. ¡Vaya sorpresa! Ocurrió algo inusual. El taxista estaba trabajando en sintonía con una música instrumental. Mi curiosidad fue preguntar la razón. La respuesta fue sencillamente porque le tranquilizaba. Pero eso no fue todo. Añadió a continuación -el taxista- que yo no era el primero que reparaba en el detalle de la música, sino que todos los que viajaban con aquel taxista presentaron sus mismos reparos. Algunos incluso se ponían furiosos y violentos, tanto que les llevaba a abandonar el coche.

Pero ¿porqué no nos gusta ordinariamente el silencio? Es sencillamente porque estamos vacíos interiormente. Los grandes hombres de la historia amaron el silencio. Porque tenían que decidir muchas cosas importantes de modo más reposado, íntimo y personal.

La fe cristiana tiene una práctica de vida sumamente interesante: el retiro. De este modo se pretende imitar a Jesús. Pues el mismo Señor pasaba días, horas en oración. Los evangelios nos presentan detalles como: se levantaba muy de madrugada, se retiraba a solas, acudió al desierto, estaba en un lugar aparte. Son datos que presentan la vida de Cristo en un diálogo continuo con Dios Padre. Para esto y mucho más es útil el silencio. Es un encuentro interior con nosotros mismos y a la vez con Dios mismo. Como consecuencia tenemos necesidad de hacer oración.

El silencio es un tiempo provechoso. Nos encontramos realmente en el santuario de nuestra conciencia, ante lo cual nadie puede entrar sino sólo Dios y cuando nosotros le abrimos las puertas a quienes tienen competencias suficientes para ayudarnos. Pero no a cualquiera ventilamos nuestra interioridad. Hacerlo supondría falta de pudor e incluso de respeto a uno mismo y a la otra persona. Cuánto desagrado causa cuando los problemas personales se ventilan en público. No se arregla nada de ese modo.

El silencio nos ayuda a conocernos a nosotros mismos. El retiro nos ayuda a revisar nuestro itinerario de vida. Es una revisión imprescindible. Hacemos balance de cómo estamos. Supone sencillez y humildad. También fortaleza y sinceridad para con nosotros mismos.

El silencio causa temor porque tenemos miedo de encontrarnos a nosotros mismos. Nos damos cuenta que la vida interior es débil y en el peor de los casos vacía, sin grandes ideales. Podemos comparar como el encender una luz en una habitación sin ventanas. Es muy probable que tengamos que exigirnos luego y cambiar muchas cosas en nuestra vida, pero como esto no nos gusta entonces simplemente buscamos el bullicio, la actividad, del mundo, llenar el silencio con golpeteos de latas y cosas que acallen el grito de nuestra conciencia.


Dios los bendiga