viernes, 9 de agosto de 2013

EL GRAN OBSTÁCULO HACIA LA SANTIDAD

Imagen modificada por el autor de este blog

Nadie me lo advirtió cuando comencé este peregrinaje hacia el Cielo pero con el tiempo me he dado cuenta de que "yo soy mi más grande obstáculo" desde que acepté del Señor el llamado a la santidad, más todavía a ser un sacerdote santo, los enemigos de la salvación y por ende de la Iglesia Católica nos llenan el alma de basura, disfrazada con total astucia por supuesto, terminan por confundirnos y llenarnos de todo menos de paz y felicidad, en nuestra atrevida ignorancia colaboramos y cedemos pues tan fácilmente ante estos ataques, que la soberbia, la vanidad y el amor propio entre otras invaden terriblemente nuestra alma, cuando Dios nos llama al arrepentimiento, a la conversión y a la verdadera perfección en la Cruz y en el Amor, sencillamente nos enfrentamos a esta cruel y a la vez gozosa realidad, "soy el gran obstáculo", me atrevo a decir que el mundo no cambiará, no por lo pronto, sí que lo harán muchas almas no hay duda y a diario ocurren muchas obras hermosas por la acción de Dios, tantas conversiones que no encabezan los titulares de los medios de comunicación, mientras lees este post Dios trabaja, no se cansa nunca de ayudar a quienes ama, muchos pues se empeñan y ponen sus esperanzas en cambios notables, acciones masivas que tengan la capacidad de ser consideradas relevantes pero discrepo, con buena intención están buscando fuera de sí mismos la solución a sus problemas, están esperando algo del mundo para lograr la felicidad y la paz que tanto desean pero sus buenas intenciones se pueden ver frustradas por causa de la libertad que a cada uno de nosotros Dios permite, en cambio hay pequeños regalos del Señor que residen en el silencio y que en esencia son mucho más relevantes para nuestras vidas y nuestra salvación, también para nuestra felicidad ni más faltaba, "el cambio está en nosotros" hemos escuchado muchas veces y de algún modo es así, Dios se dedica a través de Su Iglesia a arrancarnos de las garras del pecado, nos purifica, nos da un nuevo ser, nos da todos los medios necesarios para ser felices, conocer y cumplir nuestra misión pero sólo a través del Camino de la Cruz, por lo tanto el trabajo arduo y verdaderamente relevante se lleva a cabo en nuestra propia alma y en la medida en que configuremos nuestra voluntad con la voluntad de Dios veremos el sentido de aquella negación de la que nos habló el mismísimo Maestro en Mc 8, 34. Mi invitación es a que te lances a Sus brazos a través de Su única Iglesia, hemos de empezar por los Sacramentos..., si te cuento las cosas que pueden ocurrir es muy posible que no creas en ellas ni la mitad, si las vives será muy distinto, es tu decisión, quizá y espero, seas tú quien me cuente las maravillas que hará Dios por amor a ti, además de las que ya hizo eh, de esto último estoy más que seguro.

DIOS TE BENDIGA