miércoles, 1 de mayo de 2013

DIOS AMA A LOS PECADORES PERO NO EL PECADO




Son muchos los que hoy se consideran "ex-gays" y ciertamente en internet tenemos acceso a muchos de estos testimonios, no me puedo referir a la historia y lo que nos enseña al respecto porque no la conozco muy bien, lo que tengo por cierto es que existe una batalla tajante entre el bien y el mal, no es un secreto que el mundo nos vende junto con la homosexualidad a la promiscuidad, hay estudios que revelan que muchos de los homosexuales han tenido problemas durante su infancia o adolescencia, la verdad es obvia, todos tenemos problemas pero en este caso específico vemos que todo radica en el núcleo familiar, quizá no es casualidad que los casos cercanos que yo he conocido y que no son pocos tengan algo en común, que sus padres están divorciados, o hubo extrema violencia en sus hogares o fueron abusados sexualmente, lo ideal es que cada persona reconozca de corazón sus propias causas (sin soberbia) para poder solucionarlas, también es cierto que los homosexuales poco conocen a la Iglesia Católica y algunos abiertamente declaran odiarla, otros creen conocerla lo suficiente porque fueron a Misa una vez pero eso no basta, tampoco si fueron cien veces, se consideran atacados por cualquiera que piense algo distinto, se sienten apoyados y adquieren grado de agresividad e intolerancia si un famoso asiente a sus inclinaciones y en el mejor de los casos si el famoso se declara también homosexual, creen que Dios les ataca, no saben lo que ocurre exactamente pero una voz les invita a dar una batalla contra cualquiera que se oponga a sus intereses, ¿a qué los invita esta voz?, usan las herramientas necesarias para defender sus derechos muchas veces por encima de leyes que no conocen, no les ayuda mucho la vida sexual que mantienen, si habláramos con más profundidad de los problemas de la homosexualidad veríamos las enfermedades tan serias que experimentan en sus cuerpos y en sus mentes (eso sin hablar de lo espiritual) tienen una considerable tasa de suicidios, un suicidio es ya mucho decir pues una vida vale mucho para Dios, qué fácil es dar la batalla por la libertad pero no saben lo que es la libertad porque sin reconocerlo viven atados a unas manos que no desearían tener cerca si las conocieran de verdad, si supieran cuánto Dios los ama pero cuánto "repugna" el pecado, esto es determinante, muchos homosexuales no consideran la existencia de Dios y el pecado, sin esos pilares que conciernen a la vida de toda la especie humana podemos esperar lo peor, si supieran que Dios los desea santos y puros, almas castas y libres para elegir lo mejor para sus vidas, la soberbia, la ira y la injusticia son el pan de cada día para ellos como lo es para todos nosotros en distintas cantidades, sé que a muchas de estas personas les ha correspondido un dolor que quizá no merecían pero Dios sabe lo que les permite y porqué, Él sabe que cuando una persona supera las tentaciones y crece ante las insinuaciones del mundo será cada vez más libre y feliz, ¿por qué hay más de un homosexual buscando pareja cual "víctima" en la calle, por qué la promiscuidad es un pilar en sus relaciones, por qué tanta depresión, por qué la culpa y la vergüenza o en cambio el pasar algunos al descaro de querer convertir a otros, por qué visitan estas campañas pro-gay a los niños que en sus colegios son tan vulnerables y no tienen argumentos en defensa propia, por qué tanta confusión, son realmente felices, saben lo que es la felicidad, acaso la felicidad es sonreír y ya o ser el más chistoso de la fiesta, saben lo que es el respeto o lo confunden con miedo, se toman tiempo para analizar su situación o prefieren andar dopados y supuestamente inmunes a lo que la sociedad les rebate?, cada persona es distinta, pero quienes han encontrado en Dios la fuerza necesaria han salido de este gran problema sin importar quiénes sean, vamos a ver por qué se nos convierte en un serio problema, y lo siento pero tendremos que mencionar el pecado, seremos felices en la medida que en que cumplamos los mandatos del Señor, la Iglesia no quiere limitar al mundo ni cohibirlo, al contrario, queremos que el mundo tenga una vida plena como el mismo Jesús lo dijo (Jn, 10:10). 

La homosexualidad es desorden y el desorden viene del diablo, en esto tengo que ser muy claro, según la teología (inmune de toda mancha) y la doctrina de la Iglesia, la demonología (por parte de demonólogos adheridos a la sana doctrina católica) la tradición y la psicología de la tentación, Dios mismo es el orden en su máxima expresión, lo manifestó desde de la mismísima creación, pero tiene un contrario, las acciones que Dios le permite al diablo pretenden desordenar precisamente esa creación, en el satanismo vemos cómo el diablo quiere confundir a la gente haciendo lo mismo que hace la Iglesia Católica pero al revés, el diablo es el único que pone en posición contraria la cruz de Jesús como vil señal de esto (pero sucede porque el Señor se lo permite, tengamos claro esto) aunque el diablo tiene miles de tácticas más para distraer la atención, en las tentaciones que nos relatan la Biblia y la tradición de los Santos vemos cómo "este" pone en duda todo lo que es del Creador, toma una doctrina correcta y ordenada y la desordena para confundir a la persona (lo vemos con nuestros hermanos protestantes) eso indica que hay una verdad y un camino verdadero y Dios le permite al diablo poner a prueba a la persona a través de la tentación, el problema es que para el ignorante la tentación será un manjar, el siempre fin de Dios es que la persona supere la prueba y crezca haciéndose más fuerte, la intención del diablo es otra, hasta al mismo Jesús tentó (Mc 4, 1:11) pero no pudo hacerle caer porque Él era único y quiere unirse a nosotros para vencer en nosotros mismos a aquel que nos quiere ver sufrir. 

Hay más sobre el orden de Dios, el universo es un ejemplo claro pero tenemos otros ejemplos más cercanos, al ver nuestros cuerpos encontramos claras diferencias de género (no deberíamos luchar con las armas del machismo o el feminismo) y vamos descubriendo ciertas funciones que Dios ha querido para estos espléndidos "vehículos", cabe aclarar que la Iglesia bíblicamente nos ha enseñado que también hay otras misiones muy especiales (vocaciones) y concretas para quienes no están llamados a reproducir la especie humana y esto nos exige (y qué bueno que es así) una estricta vida de pureza y castidad, nadie nos ha educado correctamente en nuestra forma de vivir la sexualidad, nadie nos ha hablado de castidad, nadie nos ha hablado de pureza, es cierto, pero sí lo hacen los medios que pretenden "educarnos" a través de atractivas propuestas, es normal que estemos confundidos pero la respuesta existe, la hay, es la Iglesia Católica la que custodia este y todos los tesoros de la humanidad, hemos fallado al no transmitirlos al mundo con entero cuidado, el diablo utilizando a muchas personas como viles peones, los manipula a tal punto que ellos se encargan de guiar a otros hacia el error, la sensualidad del mundo destruye las almas que fueron hechas para la santificación, quien se de cuenta "a conciencia" de que existe la castidad debe intuir si hace buen uso de su solo sentido común, que hay alguien en contra de la castidad, Dios siempre nos permitirá elegir entre el buen camino y el mal camino, este último tendrá muchas veces apariencia de bueno (2Cor 11:14), uno corresponde al orden de Dios y el otro por supuesto es desordenado y confuso y le corresponde al otro, hasta aquí respecto al orden, vayamos a algunos argumentos básicos.

Tenemos una conciencia que nos guía, dice el Catecismo de la Santa Iglesia Católica: 

1776 “En lo más profundo de su conciencia el hombre descubre una ley que él no se da a sí mismo, sino a la que debe obedecer y cuya voz resuena, cuando es necesario, en los oídos de su corazón, llamándole siempre a amar y a hacer el bien y a evitar el mal [...]. El hombre tiene una ley inscrita por Dios en su corazón [...]. La conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que está solo con Dios, cuya voz resuena en lo más íntimo de ella” (GS 16).

1777 Presente en el corazón de la persona, la conciencia moral (cf Rm 2, 14-16) le ordena, en el momento oportuno, practicar el bien y evitar el mal. Juzga también las opciones concretas aprobando las que son buenas y denunciando las que son malas (cf Rm 1, 32). Atestigua la autoridad de la verdad con referencia al Bien supremo por el cual la persona humana se siente atraída y cuyos mandamientos acoge. El hombre prudente, cuando escucha la conciencia moral, puede oír a Dios que le habla.

Cada uno resolverá si ha "sentido o escuchado" una voz que le guía pero que no le resulta tan clara como espera, nos pasa a los seres humanos que esperamos señales claras de Dios en las cuales se abra el cielo y baje un ángel a decirnos: "Por ahí no hijo, haz esto, haz lo otro" y queridos hermanos, eso difícilmente sucederá, no es el lenguaje común de Dios, una vez sumergidos en sus caminos verán su particular modo de hablar y de actuar en sus vidas, debo añadir que la conciencia requiere algo de formación y de guía por parte de otros más capacitados, en efecto no son muchos los capacitados aunque algunos se proclamen expertos directores de almas, son todos temas tan profundos y complejos que este post es sólo una invitación más a recapacitar, si supiéramos el amor que Dios tiene por cada uno de nosotros moriríamos al instante, para mis queridos hermanos y hermanas homosexuales es este mensaje, no dejen que la soberbia les gane la batalla, hay cosas que nos resultan duras pero que al final son ciertas, mi intención es verlos en el Paraíso junto con Dios, disfrutando de sus promesas como Él lo ha dispuesto para ustedes desde siempre, mi idea no es imponer mi pensamiento, que ni siquiera es muy mío, es el de la Iglesia.

Los Católicos no tenemos que obligarlos a nada, sí los invitamos a recapacitar y a tomar serias decisiones (y de hecho constantemente Dios nos invita a todos sus fieles a hacerlo pues mucho hay por combatir de nuestra miseria a quienes pretendemos seguir a Dios de todo corazón):

1782 El hombre tiene el derecho de actuar en conciencia y en libertad a fin de tomar personalmente las decisiones morales. “No debe ser obligado a actuar contra su conciencia. Ni se le debe impedir que actúe según su conciencia, sobre todo en materia religiosa” (DH 3)

A esto nos enfrentamos específicamente, ¿a cuántos de nosotros nos formaron en el hogar al respecto?:

1783 Hay que formar la conciencia, y esclarecer el juicio moral. Una conciencia bien formada es recta y veraz. Formula sus juicios según la razón, conforme al bien verdadero querido por la sabiduría del Creador. La educación de la conciencia es indispensable a seres humanos sometidos a influencias negativas y tentados por el pecado a preferir su propio juicio y a rechazar las enseñanzas autorizadas.

Al diablo no le gusta la autoridad ni la obediencia, y a todos nos empuja a ir en contra de la autoridad, y la autoridad es la Iglesia Católica aunque muchos digan lo contrario, esta no es una autoridad imponente, sí clara, sí radical cuando debe ser pero también paternal y amorosa como fue constituida, pasa que el buen padre al preocuparse por sus hijos de corazón, les aprieta y les abraza cuando considera correcto, perdonen nuestros errores al respecto, también estamos aprendiendo a corregir con amor como el mismo Cristo nos enseñó.

1784 La educación de la conciencia es una tarea de toda la vida. Desde los primeros años despierta al niño al conocimiento y la práctica de la ley interior reconocida por la conciencia moral. Una educación prudente enseña la virtud; preserva o sana del miedo, del egoísmo y del orgullo, de los insanos sentimientos de culpabilidad y de los movimientos de complacencia, nacidos de la debilidad y de las faltas humanas. La educación de la conciencia garantiza la libertad y engendra la paz del corazón.

Las pruebas que enfrentamos:

1787 El hombre se ve a veces enfrentado con situaciones que hacen el juicio moral menos seguro, y la decisión difícil. Pero debe buscar siempre lo que es justo y bueno y discernir la voluntad de Dios expresada en la ley divina.

Lo que hacen muchos de estos promotores de la homosexualidad y la supuesta libertad sexual:

1789 La caridad debe actuar siempre con respeto hacia el prójimo y hacia su conciencia: “Pecando así contra vuestros hermanos, hiriendo su conciencia..., pecáis contra Cristo” (1 Co 8,12). “Lo bueno es [...] no hacer cosa que sea para tu hermano ocasión de caída, tropiezo o debilidad” (Rm14, 21).

Esto es serio hermanos y hermanas, cosas que no dicen los activistas de la homosexualidad:

1790 La persona humana debe obedecer siempre el juicio cierto de su conciencia. Si obrase deliberadamente contra este último, se condenaría a sí mismo. Pero sucede que la conciencia moral puede estar afectada por la ignorancia y puede formar juicios erróneos sobre actos proyectados o ya cometidos.

1791 Esta ignorancia puede con frecuencia ser imputada a la responsabilidad personal. Así sucede “cuando el hombre no se preocupa de buscar la verdad y el bien y, poco a poco, por el hábito del pecado, la conciencia se queda casi ciega” (GS 16). En estos casos, la persona es culpable del mal que comete.

¿Cuántos de ustedes viven esto?:

1792 El desconocimiento de Cristo y de su Evangelio, los malos ejemplos recibidos de otros, la servidumbre de las pasiones, la pretensión de una mal entendida autonomía de la conciencia, el rechazo de la autoridad de la Iglesia y de su enseñanza, la falta de conversión y de caridad pueden conducir a desviaciones del juicio en la conducta moral.


DIOS NOS CREÓ HOMBRE Y MUJER 

369 El hombre y la mujer son creados, es decir, son queridos por Dios: por una parte, en una perfecta igualdad en tanto que personas humanas, y por otra, en su ser respectivo de hombre y de mujer. "Ser hombre", "ser mujer" es una realidad buena y querida por Dios: el hombre y la mujer tienen una dignidad que nunca se pierde, que viene inmediatamente de Dios su creador (cf. Gn2,7.22). El hombre y la mujer son, con la misma dignidad, "imagen de Dios". En su "ser-hombre" y su "ser-mujer" reflejan la sabiduría y la bondad del Creador.

371 Creados a la vez, el hombre y la mujer son queridos por Dios el uno para el otro. La Palabra de Dios nos lo hace entender mediante diversos acentos del texto sagrado. "No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada" (Gn 2,18). Ninguno de los animales es "ayuda adecuada" para el hombre (Gn 2,19-20). La mujer, que Dios "forma" de la costilla del hombre y presenta a éste, despierta en él un grito de admiración, una exclamación de amor y de comunión: "Esta vez sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne" (Gn 2,23). El hombre descubre en la mujer como un otro "yo", de la misma humanidad.

Este es el orden de Dios en "muy pocas palabras", duden de todo lo que los invite a la impureza, a la promiscuidad, a la morbosidad, a la supuesta liberación y al supuesto derecho a la libertad y la expresión, duden, "no coman cuento" como dicen en mi país, busquen con ánimo la verdad, en un principio entender todo esto no es fácil pero así empezamos todos, por no entender nada, Dios nos ayudará porque Él es el más interesado en que comprendamos lo que nos conviene comprender. 

Para más información ingresen a: http://www.vatican.va/archive/index_sp.htm 



Dios los bendiga y la Virgen María los acompañe siempre.