Por qué el Yoga, en la filosofía y
en la práctica, es incompatible con el Cristianismo
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Un sacerdote de la India explica
cómo la teología panteísta y la insistencia en el yo hacen del yoga algo
muy lejano a Cristo y a lo santo.
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James Manjackal, MSFS
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Como cristiano católico nacido en el
seno de una familia católica tradicional en Kerala, en la India, pero habiendo
vivido entre hindúes; y ahora como religioso, sacerdote católico y predicador
carismático en 60 países de los cinco continentes, creo que tengo algo que
decir sobre los efectos perniciosos que tiene el yoga en la vida y en la
espiritualidad cristiana.
Sé que hay un interés creciente por el
yoga en todo el mundo, incluso entre los cristianos y que también ese interés
se extiende a otras prácticas esotéricas y de la Nueva Era como el Reiki, la
reencarnación, la acupresión, la acupuntura, la sanación pránica o
pranoterapia, la reflexiología, etc. métodos sobre los que el Vaticano ha
prevenido y avisado en su documento “Jesucristo, portador del agua de la vida”.
Para algunos el Yoga es un medio de
relajación y de alivio de la tensión, para otros es un ejercicio que promueve
la salud y el estar en forma y, para una minoría, es un medio para la curación
de enfermedades. En la mente del católico medio, ya sea laico o del clero, hay
mucha confusión pues el Yoga según se promueve entre los católicos no es
exclusivamente ni una disciplina relacionada con la salud ni una disciplina
espiritual sino que unas veces es una cosa, otras veces la otra, y
frecuentemente una mezcla de las dos.
Pero el hecho es que el Yoga es
principalmente una disciplina espiritual y sé que incluso hay sacerdotes y
hermanas en seminarios y noviciados que aconsejan el Yoga como una ayuda para
la meditación y para la oración. Es triste que hoy en día, muchos católicos
estén perdiendo la confianza en las grandes prácticas espirituales y místicas
para la oración y la disciplina que recibieron de grandes santos como Ignacio
de Loyola, Francisco de Asís, Francisco de Sales, Santa Teresa de Avila, etc. y
ahora sigan a espiritualidades y místicas orientales que provienen del
Hinduismo y del Budismo.
A este respecto, un cristiano sincero
debería informarse sobre la compatibilidad del Yoga con la espiritualidad
cristiana y sobre la conveniencia de incorporar sus técnicas en la oración y en
la meditación cristianas.
Yoga: unión con una divinidad
impersonal
¿Qué es el Yoga? La palabra Yoga
significa "unión", el objetivo del Yoga es unir el yo transitorio
(temporal), "JIVA" con el (yo eterno) infinito "BRAHMAN",
el concepto hindú de Dios. Este Dios no es un Dios personal, sino que es una
sustancia impersonal espiritual que es uno con la naturaleza y el comos.
Brahman es una sustancia impersonal y
divina que “impregna, envuelve y subyacente en todo”. El Yoga tiene sus raíces
en los Upanishads hindúes que son anteriores al año 1000 a.C., y dice sobre el
Yoga que “une la luz dentro de ti con la luz de Brahman”.
“Lo absoluto está en uno mismo” dicen los Upanishads Chandogya, “TAT
TUAM ASI” o “ESO ERES TÚ”. Lo Divino habita dentro de cada uno a través de Su
representante microcósmico - el yo individual- llamado Jiva.
En el Bhagavad Gita, el señor Krishna describe el Jiva como “mi propia
parte eterna”, y afirma que “la alegría del yoga le llega al yogi que es uno
con Brahman”.
En el año 150 a.C, el yogi Patanjali
explicó las ocho vías que guían las prácticas del Yoga desde la ignorancia a la
iluminación. Las ocho vías son como una escalera. Son:
- autocontrol (yama)
- práctica religiosa (niyama)
- posturas (asana)
- ejercicios de respiración (pranayama)
- control de los sentidos (pratyahara)
- concentración (dharana)
- contemplación profunda (dhyana)
- iluminación (samadhi).
Aquí es interesante observar que las
posturas y los ejercicios de respiración, que frecuentemente son considerados
en occidente como todo el Yoga, son los pasos 3 y 4 hacia la unión con Brahman.
El Yoga no es sólo un sistema elaborado
de posturas y de ejercicios físicos, es una disciplina espiritual que pregona
llevar el alma al samadhi, a la unión total con el ser divino. El samadhi es el
estado en el que lo natural y lo divino se convierten en uno, el hombre y Dios
llegan a ser uno sin ninguna diferencia. (Brad Scott: ¿Ejercicio o práctica
religiosa? Yoga: Lo que el profesor nunca le enseñó en una clase de Hatha Yoga”
en el Watchman Expositor Vol. 18, No. 2, 2001).
Cuando te citan la Biblia en clave
panteísta
Este enfoque del yoga es radicalmente
contrario al Cristianismo, en donde claramente hay una distinción entre Creador
y criatura, entre Dios y hombre. En el Cristianismo, Dios es el “Otro” y nunca
“el mismo”.
Es triste que algunos promotores del
Yoga, Reiki o de otras disciplinas o meditaciones distorsionen algunas citas de
la Biblia al citarlas aisladas para corroborar sus argumentos tales como: “sois
templo de Dios” “el agua viva fluye en ti”, “estaréis en Mi y Yo estaré en
vosotros” “ya no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mí” etc. sin
entender el contexto ni el significado de estas palabras de la Biblia.
Hay gente que retrata a Jesús incluso
como a un yogui como actualmente podemos ver en imágenes de Jesús en conventos,
capillas y presbiterios – ¡Jesús está representado en posturas de meditación de
yogui!”
Decir que Jesús es “un yogui” es denegar Su divinidad, santidad y
perfección intrínseca e insinúa que Él tenía una naturaleza imperfecta sujeta a
la ignorancia y a la ilusión (Maya), y que necesitó ser liberado de su
condición humana mediante la práctica y la disciplina del yoga.
El yoga es incompatible con la
espiritualidad cristiana porque es panteísta (al decir "Dios es todo y
todo es Dios"), y sostiene que existe una realidad única y todo lo demás
es ilusión o Maya. Si sólo existe una realidad y todo lo demás es ilusorio, no
puede haber ninguna relación ni amor.
El Centro de la fe Cristiana es la fe
en la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas en un
solo Dios, el modelo perfecto de relación amorosa.
El Cristianismo es todo sobre
relaciones con Dios y entre los hombres. “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu
corazón con toda tu alma y toda tu mente. Este es el principal y el primer
mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás al prójimo como a ti mismo”
(Mt 22: 37-39).
En el Hinduísmo, el bien y el mal, lo
mismo que el dolor y el placer son ilusorios (Maya) y por lo tanto irreales.
Vivekananda, el icono más respetado del Hinduismo moderno, decía: “el bien y el
mal son uno y lo mismo” (Vivekananda. “The yogas and other Works”, publicado
por Ramakrishna Vivekananda Centre NY, 1953).
En el Cristianismo, la cuestión
controvertida del pecado como una ofensa contra la Santidad de Dios es
inseparable para nuestra fe, porque el pecado es la razón por la que
necesitamos un Salvador. La Encarnación, la Vida, la Pasión, la Muerte y la
Resurrección de Jesús son para nosotros medios de salvación, es decir, para
liberarnos del pecado y de sus consecuencias. No podemos ignorar esta
diferencia fundamental a la hora de absorber en la Espiritualidad Cristiana al
Yoga y a otras técnicas de meditación orientales.
En el mejor de los casos el Yoga es una
práctica pagana y en el peor es una práctica oculta.
Esta es la religión del anticristo (el
hombre que se hace Dios) y por primera vez en la historia está siendo
practicada frenéticamente en el mundo occidental y en América.
Es ridículo que maestros de Yoga lleven
incluso una cruz o algún símbolo cristiano, engañan a la gente diciendo que el
Yoga no tiene nada que ver con el Hinduismo y dicen que es sólo cuestión de
aceptar a otras culturas. Otros han intentado enmascarar al Yoga con apelativos
cristianos denominándole “Yoga Cristiano”.
Esta no es una cuestión de aceptar la
cultura de otro pueblo, es una cuestión de aceptar otra religión que es
irrelevante para nuestra religión y de conceptos religiosos.
Extendido en Occidente
Es una pena que el Yoga se haya
expandido tan frenéticamente desde los jardines de infancia hasta todo tipo de
instituciones de medicina, psicología etc. llamándose a sí mismo ciencia cuando
no lo es en absoluto; y se está vendiendo bajo la etiqueta de “terapia de
relajación”, “auto-hipnosis”, “visualización creativa”,”centering”, etc.
El Hatha Yoga, está ampliamente
difundido en Europa y en América como método de relajación y como ejercicio no
agotador, es uno de los seis sistemas reconocidos del Hinduismo ortodoxo, en su
es origen religioso y místico, y es la forma más peligrosa de Yoga (Dave Hunt,
“the seduction of Christianity” página 110).
Recordad las palabras de San Pablo: “No
os maravilléis, pues también Satanás se disfraza de ángel de luz” (II Cor 11:
14). Es cierto que mucha gente se ha sanado por medio del Yoga y de otras
formas orientales de meditación y oración. Aquí es donde los cristianos
deberían preguntarse a sí mismos si necesitan una sanación y beneficios
materiales o a su Dios, Jesucristo en el que creen, y Quién es la fuente de
todas las sanaciones y de la buena salud.
El deseo de llegar a ser Dios es el
primer y el segundo pecado en la historia de la creación según está registrado
cronológicamente en las Biblia: “Te decías en tu corazón: El cielo escalaré,
encima de las estrellas de Dios levantaré mi trono; en el monte de la asamblea
me sentaré, en lo último del norte. Subiré a las alturas de las nubes, seré
igual que el altísimo” (Is 14: 13-14). La serpiente le dijo a la mujer:
"¡No, no moriréis! Antes bien, Dios sabe que en el momento en que comáis
se abrirán vuestros ojos y seréis como dioses conocedores del bien y del
mal" (Gen 3: 4-5).
La filosofía y la práctica del Yoga
están basados en la creencia de que el hombre y Dios son uno. Se enseña a poner
el énfasis en uno mismo en lugar de en el Único y Verdadero Dios. Se anima a
los que participan a buscar las respuestas a los problemas y cuestiones de la
vida en su mente y en su conciencia en vez de buscar soluciones en la Palabra
de Dios a través del Espíritu Santo, como sucede en el cristianismo. Se deja a
uno, sin lugar a duda, expuesto al engaño del enemigo de Dios que busca
víctimas a las que pueda arrancar de Dios y de la Iglesia (IPed 5: 8).
De la mística oriental a la Europa
avergonzada de sí misma
En los últimos ocho años, he predicado
la palabra de Dios principalmente en los países europeos que en tiempos fueron
la cuna del cristianismo, y de donde salieron evangelizadores y misioneros,
mártires y santos.
¿Podemos llamar a Europa cristiana
ahora? ¿No es cierto que Europa ha borrado de su vida todos sus valores y
conceptos cristianos? ¿Por qué se avergüenza Europa de reconocer sus raíces
cristianas? ¿Dónde están los valores morales y la ética que desde hace siglos
se practicaban en Europa y que fueron llevados a otras civilizaciones y
culturas a través de la proclamación valiente del Evangelio de Cristo? ¡Por sus
frutos conoceréis el árbol!
Yo creo que estas dudas y confusiones,
la apostasía e infidelidad, la frialdad religiosa y la indiferencia han llegado
a Europa a partir de que fueron introducidos en Occidente la mística y las
meditaciones orientales, las prácticas esotéricas y las de la Nueva Era.
Del yoga a lo demoníaco
En mis retiros carismáticos, la mayoría
de los participantes vienen con diferentes problemas morales, espirituales,
físicos o psíquicos para ser liberados y sanados y para recibir una nueva vida
mediante la fuerza del Espíritu Santo.
Con toda la sinceridad de mi corazón,
puedo decir que entre el 80% y el 90% de los participantes han estado en el
Yoga, el Reiki, la reencarnación, etc. que son prácticas religiosas orientales.
Allí han perdido la fe en Jesucristo y en la Iglesia. En Croacia, Bosnia,
Alemania, Austria e Italia he tenido casos claros en los que individuos
poseídos por el poder de la oscuridad gritaban “Yo soy Reiki”, “Yo soy el Sr.
Yoga”. Ellos mismos se identificaban a estos conceptos como si fueran personas
mientras yo dirigía una oración de sanación por ellos. Posteriormente tuve que
hacer una oración de liberación sobre ellos para liberarles de la posesión del
maligno (cosa que no es primordialmente necesaria).
Hay personas que dicen: “no hay nada de
malo en la práctica de estos ejercicios, basta con no creer en la filosofía que
hay detrás”. Sin embargo los promotores del Yoga, Reiki, etc, afirman
claramente que la filosofía y la práctica son inseparables.
Por eso un cristiano no puede en ningún
caso aceptar la filosofía y la práctica del yoga, ya que el Cristianismo y el
Yoga son dos puntos de vista que se excluyen mutuamente. El Cristianismo ve al
pecado como el principal problema del hombre, lo considera como un fracaso a la
hora de ajustarse tanto a los estándares como al carácter de un Dios moralmente
perfecto. El hombre está distanciado de Dios y necesita la reconciliación.
La solución es Jesucristo “el Cordero
de Dios que quita el pecado del mundo” . Por la muerte de Jesús en la cruz,
Dios ha reconciliado consigo al mundo. Ahora llama a los hombres a recibir en
libertad todos los frutos de su salvación sólo a través de la fe en Cristo.
A diferencia del Yoga, el Cristianismo
ve la redención como un regalo gratuito que sólo puede ser recibido y nunca
ganado o alcanzado a través del propio esfuerzo o con obras.
Lo que se necesita hoy en Europa y en
muchos sitios es la proclamación enérgica del mensaje de Cristo que viene de la
Biblia y que es interpretado por la Iglesia para evitar dudas y confusiones que
se difunden en Occidente entre muchos cristianos, y llevarles al Camino, la
Verdad y la Vida: Jesucristo. Sólo la verdad puede hacernos libres.
Fuente: Fluvium.org