viernes, 24 de octubre de 2014

VERDADERA MADRE - TERESA DE CALCUTA

Discurso de Madre Teresa de Calcuta en el desayuno de Oración Nacional
Washington, DC
Febrero 3, 1994

Imagen por: Taringa


En el último día, Jesús dirá a los que están a su derecha, "Vengan, entren al Reino. Porque tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, estuve enfermo y me visitaste". Luego Jesús les dirá a los que están a su izquierda y les dirá, " Apártense de mi porque tuve hambre y no me dieron de comer, tuve sed y no me dieron de beber, estuve enfermo y no me visitaron." Ellos le preguntarán, "¿Cuándo te vimos hambriento, o sediento o enfermo y no te ayudamos?" Jesús les responderá, "Lo que dejaron de hacer por uno de éstos más pequeños, ustedes dejaron de hacérmelo a mi!"

Al encontrarnos aquí reunidos para orar juntos, pienso en lo bello que será si comenzamos con una oración que expresa muy bien lo que Jesús quiere que hagamos por los más pequeños. San Francisco de Asís comprendía muy bien las palabras de Jesús y su vida quedó bien plasmada en esta oración. Esta oración que nosotras decimos todos los días después de recibir la Santa Comunión, no deja de sorprenderme, porque la encuentro muy adecuada para cada uno de nosotros. Siempre me he preguntado si hace ochocientos años, cuando San Francisco vivió, tuvieron las mismas dificultades que enfrentamos hoy en día. Creo que ya algunos se sabe la oración de la Paz, por lo tanto la rezaremos juntos.

Oración de San Francisco:
Señor, hazme un instrumento de Tu paz, donde haya odio que yo siembre amor, donde haya injuria, lleve yo el perdón, donde haya duda, lleve yo la fe, donde haya desaliento, lleve yo la esperanza, donde haya obscuridad, lleve yo la Luz, donde haya tristeza, lleve yo la alegría. OH Divino Maestro, permíteme no ser consolado sino consolar, comprendido sino comprender, amado sino amar. Porque dando se recibe, perdonando se es perdonado, y muriendo en Ti se nace a la vida eterna.

Demos gracias a Dios por la oportunidad que nos ha dado en venir a orar juntos. Hemos venido aquí, para orar, especialmente, por la paz, gozo y amor. Recordemos que Jesús vino a entregarle las buenas noticias a los pobres. El nos dijo cuales eran esas buenas noticias cuando dijo: "Mi Paz os dejo, Mi Paz os doy." El no vino a dar la paz que da el mundo, la cual es simplemente la que unos no molestan a otros. Él vino a dar la paz del corazón, la cual viene cuando amamos hacer el bien al prójimo.

Dios amó tanto al mundo que le entregó su único Hijo - era ya un hecho. Dios le dio su Hijo a la Virgen María, ¿y qué fue lo que Ella hizo? En cuanto Jesús vino a la vida de María, Ella inmediatamente fue rápido a dar las buenas noticias. Y entró a la casa de su prima Isabel, y las Escrituras dicen que su hijo, aún no nacido, el niño dentro del vientre de Isabel, saltó de gozo. Desde el vientre de María, Jesús trajo paz a Juan el bautista quien saltó de gozo en el vientre de Isabel.

Y como si no fuera suficiente, que Dios Hijo se hiciera uno de nosotros y nos trajera Paz y Gozo mientras todavía se encontraba en el vientre de María, Jesús también murió en la Cruz para demostrar un amor aún más grande. El murió para ti y para mi, y por el leproso, y por el que muere de hambre, y por el que se encuentra desnudo y tendido en la calle, no solo de Calcuta, sino de Africa, y de todos lados. Nuestras hermanas le sirven a los pobres en 105 países alrededor del mundo. Jesús insistió que nos amaramos los unos a los otros como El nos ama. Jesús dio su vida para amarnos y nos dice que nosotros también debemos dar lo que sea para hacer el bien al prójimo. En los evangelios, Jesús dice claramente: "Amense como yo los he amado." Jesús murió en la Cruz porque eso es lo que se requería de El para hacer un bien por todos nosotros, para salvarnos de nuestros pecados de egoísmos. El dio todo para cumplir con la voluntad del Padre para demostrarnos que nosotros también debemos estar dispuestos a darlo todo para cumplir la voluntad de Dios, para amarnos los unos a los otros como El nos ha amado. Si nosotros no estamos dispuestos a darlo todo para hacer el bien al prójimo, el pecado todavía vive en nosotros. Es por ello que nosotros también debemos dar hasta que duela. No es suficiente que digamos "Amo a Dios". Tengo también que amar a mi prójimo. San Juan nos advierte que somos mentirosos si decimos que amamos a Dios y no amamos a nuestro prójimo.

¿Cómo se puede amar a Dios, a quien no se ve, si no amas a tu prójimo a quien puedes ver, puedes tocar, y con quien vives?

Por lo tanto, es muy importante entender que amar, para que sea verdadero amor, tiene que doler. Debo estar dispuesto a darlo todo, lo que sea para no hacerle daño a la gente y, de hecho, para hacerle el bien. Esto requiere que yo esté dispuesto a dar hasta que duela. De otro modo, no hay verdadero amor en mi y por ende, en lugar de traer buenas noticias, le traigo injusticia, y no traigo paz a los que están a mi alrededor. A Jesús le dolió amarnos. Hemos sido creados a Su imagen para cosas mucho más grandes, para amar y ser amados. Debemos "vestirnos de Cristo" como dicen las Escrituras. Por eso, hemos sido creados para amar y ser amados, Dios se hizo hombre para comprobarnos que podemos amar de la misma manera que El nos amó. Jesús se hace el hambriento, el desnudo, el desamparado, el rechazado, y nos dice, "me lo hicieron a mi". En el último día El le dirá a los de su derecha, "Lo que hicieron a uno de mis pequeños, me lo hicieron a Mi" y también dirá a los de su izquierda, " Lo que dejaron de hacer a uno de mis pequeños, me lo dejaron de hacer a Mi."

Cuando Jesús moría en la cruz, dijo "Tengo sed." Jesús está sediento por su amor, esta es la sed de todos, pobres y ricos. Todos estamos sedientos por el amor de otros, ver que alguien vaya fuera de su camino no solo para dejarnos de hacer un daño sino al contrario para hacernos un bien. Este es el significado del verdadero amor, dar hasta que duela.
Nunca se me olvidará la experiencia que tuve al visitar una institución donde los hijos envían a sus Padres ya de la tercera edad para olvidarse de ellos. Vi que en este hogar, esta gente de tercera edad lo tenía todo, buena comida, un lugar cómodo, televisión, lo tienen todo, sin embargo todos tenían sus miradas puestas en las puertas de entrada. Y no vi a ninguno con una sonrisa en sus rostros. Yo le pregunté a la Hermana: " ¿Porqué ellos, que tienen todas las comodidades aquí, porqué miran hacia las puertas?¿Porqué no sonríen?" Yo estoy tan acostumbrada a ver sonrisas en los rostros de la gente, inclusive hasta los moribundos. Y la Hermana dijo: "Así es aquí todos los días. Ellos siguen esperando, y deseando que un hijo o una hija los vengan a visitar. Ellos están dolidos porque han sido olvidados." Falta de amor trae pobreza espiritual. Tal ves en nuestras propias familias, tenemos a alguien que se sienta solo, enfermo, preocupado. ¿Estamos con ellos? ¿Los acompañamos o los ponemos al cuidado de otros? ¿Estamos dispuestos a dar hasta que duela para estar con nuestras familias, o ponemos nuestros propios intereses primero? Estas son las preguntas que nos debemos hacer, especialmente al comienzo del año de la familia. Debemos recordar que el amor comienza en casa y debemos recordad que "el futuro de la humanidad pasa a través de la familia."

Me sorprendió ver en el Occidente, que tantos jóvenes se entregan a las drogas. Yo he tratado de averiguar porqué. ¿Porqué en el Occidente son así, si tienen muchísimo más que los de Oriente? La respuesta fue: " Porque no hay nadie en sus familias para recibirlos." Nuestros hijos dependen de nosotros para todos, su salud, su nutrición, su seguridad, el conocer y el amar a Dios. Por todo esto, ellos nos miran con confianza, esperanza y expectativa. Pero muy a menudo el Padre y la Madre están tan ocupados que no tienen tiempo para sus hijos, o tal ves ni siquiera están casados o se han dado por vencidos en su matrimonio. Por lo tanto, los niños van a las calles y se involucran con las drogas y con otras cosas. Hablamos del amor a los niños que es donde el amor y la paz deben comenzar. Estos son los hechos que contribuyen al rompimiento de la paz. Pero siento que el mayor destructor de la paz hoy en día es el aborto, porque es la guerra en contra los niños, el asesinato directo de los inocentes, asesinato de la Madre en contra de si misma.

Si nosotros aceptamos que una Madre asesine a su propio hijo, ¿cómo entonces podemos decirle a otros que no se maten entre sí? ¿Cómo podemos convencer a una mujer de no tener un aborto? Como en todo, debemos persuadirla con amor y nos recordamos que amar significa dar hasta que duela. Jesús dio hasta su vida por amarnos. Así es que, la Madre, que esté pensando en tener un aborto, debe ser ayudada a amar, o sea dar hasta que le duelan sus planes, o su tiempo libre, para que respete la vida de su hijo. El Padre de ese niño, quien quiera que sea, debe dar también hasta que le duela. Con el aborto, la Madre no aprende a amar, sino a matar hasta su propio hijo para resolver sus problemas.
Y con el aborto, al Padre se le dice que no tiene que tener responsabilidad alguna por el niño que ha traído a la vida. El Padre es capaz de poner a otras mujeres en la misma circunstancia. Por lo tanto el aborto solo lleva a más abortos. Cualquier país que acepte el aborto, no le enseña a su gente a amar, sino a utilizar violencia para recibir lo que quieran. Es por esto que el mayor destructor del amor y de la paz es el aborto.

Mucha gente se preocupan bastante por los niños de la India, con los niños de Africa donde muchos mueren de hambre, etc. Mucha gente también se preocupan por toda la violencia en esta gran nación de los Estados Unidos. Preocuparse por esto es bueno. Pero casi siempre a esta misma gente no les interesan los millones que intencionalmente están siendo asesinados por decisión de sus propias Madres. Y este es el mayor destructor de la paz hoy en día - el aborto cegó a la gente.

Y por esto yo apelo en la India y en cualquier lugar - "traigamos de regreso a los niños." El niño es un regalo de Dios para la familia. Cada niño está creado de manera especial a la imagen y semejanza de Dios para grandes cosas. Para amar y ser amado. En este año de la familia, debemos traer a los niños al centro de nuestro cuidado y atención. Esta es la única manera en la que este mundo podrá sobrevivir, porque nuestros hijos son la única esperanza para el futuro. Cuando los ancianos son llamados a donde Dios, solo sus hijos los pueden reemplazar.

¿Pero que es lo que Dios nos dice? El dice: "Aunque la Madre olvidase a su hijo, Yo no te olvidaría. Te he grabado en la palma de mi mano." Todos estamos grabados en la palma de sus manos; el niño que fue abortado, también está grabado en la palma de su mano desde el momento de concepción y es llamado, por Dios, para amar y ser amado, no solo ahora en esta vida, pero para siempre. Dios no nos olvida nunca.

Les diré algo hermoso. Luchamos contra el aborto con la adopción, cuidando a la Madre y adoptando al niño. Hemos salvado a miles de vidas. Le hemos comunicado a las clínicas, a los hospitales y a las estaciones de policía :"Por favor no destruyan a los niños; nosotras nos encargaremos de ellos." Así es que siempre tenemos a alguien que le dice a las Madres en problemas: " Vengan, nosotros te cuidaremos, le conseguiremos un hogar a tu hijo." Y tenemos una gran demanda de parejas que no pueden tener hijos pero nunca le daré un hijo a una pareja que han hecho algo para no tener a un hijo. Jesús dijo "Quien quiera que reciba a este niño en mi nombre, a Mí me recibe." Al adoptar a un niño, estas parejas reciben a Jesús pero, al abortar a un niño, la pareja rechaza a Jesús.
Por favor no asesinen a los niños. Yo quiero a los niños. Por favor entréguenme los niños. Yo estoy dispuesta a aceptar a cualquier niño que lo hayan querido abortar y se lo entregaré a una pareja casada que lo amará y serán amados por ese niño.
Solo en nuestro hogar en Calcuta, hemos salvado a más de 3000 niños del aborto. Estos niños han traído tanto amor y gozo a sus Padres adoptivos y han llegado a crecer llenos de amor y gozo. Yo se que las parejas deben planificar sus familias pero para eso hay planificación familiar natural.

La manera de planificar las familias es por medios naturales no por medios anti conceptivos. Al destruir el poder de dar vida, por medio de la anti concepción, la pareja se hace daño a sí misma. Esto cambia la atención a sí mismos y destruye el regalo de amarse el uno al otro. Al amarse, el uno al otro, la atención está en el amor de uno para el otro. Al amarse, la pareja se da atención el uno al otro y esto es lo que sucede con la planificación familiar natural, y no hacia sí mismos como sucede egoísticamente con la anti concepción. Una vez el amor viviente es destruido por la anti concepción, el aborto le prosigue fácilmente como el paso a seguir.

Yo se que hay grandes problemas en el mundo, que muchas parejas no se aman lo suficiente para utilizar planificación familiar natural. No podemos resolver todos los problemas del mundo, pero no permitan traer el peor problema de todos, y ese es el que destruye el amor. Y esto es lo que pasa cuando la gente practica anti concepción y aborto.

Hay muchos pobres en el mundo. Ellos nos pueden enseñar muchas cosas bellas. Una vez, una de ellas vino a agradecerme por enseñarle planificación familiar natural y dijo: "Ustedes que practican castidad, son los mejores en enseñarnos planificación familiar natural porque no es nada más que auto control por amor del uno al otro." Y lo que esta persona pobre dijo es muy cierto. La gente pobre pueda que no tengan nada que comer, tal ves no tengan un hogar donde vivir, pero son personas grandiosas y muy ricas espiritualmente.

Cuando recojo a una persona e la calle, hambrienta, yo le doy un plato de arroz y un pedazo de pan. Pero una persona que está sola, se siente rechazada, como que nadie la ama, atemorizada, esa persona que ha sido rechazada por la sociedad, tiene una pobreza que es mucho más difícil de vencer y esa es la pobreza espiritual. El aborto, el cual prosigue a la anti concepción, lleva a la gente a ser espiritualmente pobre, y esa es la peor pobreza y la más difícil de vencer.

Los que son materialmente pobres pueden ser gente maravillosa. Una tarde fuimos a recoger cuatro personas de la calle. Una de ellas estaba en una condición horrible. Le dije a las Hermanas :"Ustedes encárguense de las otras tres; yo me encargaré de la que se ve peor." Así es que hice todo lo que mi amor pudo hacer por ella. La acosté en una cama y ella tenía una bellísima sonrisa en su rostro. Ella me tomó de la mano, y dijo una tan sola palabra: "gracias" y luego murió.

No pude hacer nada más que examinar mi conciencia ante ella.Y pregunté "¿Qué diría yo si estuviera en su lugar?" Mi respuesta fue sencilla. Yo hubiese tratado de atraer atención. Hubiera dicho: "tengo hambre, me muero, tengo frío, estoy en dolor" o algo. Pero ella me dio mucho más, ella me dio su gran amor. Y murió con una sonrisa en su rostro. También había un hombre que recogimos de los alcantarillados, medio comido por los gusanos y, después que lo trajimos a la casa, el solo dijo: "He vivido como un animal en la calle, pero voy a morir como un ángel, amado y cuidado."

Luego, después que le quitamos los gusanos del cuerpo, todo lo que dijo, con una gran sonrisa fue: "Hermana, voy a casa donde Dios" y luego murió. Fue tan maravilloso ver la grandeza de ese hombre que podía hablar así, sin culpar a nadie, sin comparar nada. Como un ángel, esta es la grandeza de la gente que son espiritualmente ricos aunque sean materialmente pobres. No somos trabajadoras sociales. Podremos hacer trabajo social a los ojos de algunas gentes, pero nosotras debemos ser contemplativas en el corazón del mundo. Porque tocamos el cuerpo de Cristo y estamos siempre en su presencia.

Ustedes también deben traer la presencia de Dios a sus familias, porque la familia que reza unida, se mantiene unida.
Hay demasiado odio, demasiada miseria, y con nuestras oraciones, con nuestros sacrificios comenzamos desde el hogar. El amor comienza en casa, y no es cuanto hacemos, pero cuanto amor ponemos en lo que hacemos.

Si somos contemplativas en el corazón del mundo con todos los problemas, estos nunca nos podrán desanimar. Debemos recordar siempre que Dios nos dice en las Escrituras: "Aunque una Madre olvidase a su hijo en su vientre, algo imposible, pero si ella lo llegara a olvidar, Yo nunca te olvidaría." Y por eso me encuentro aquí dirigiéndome a ustedes. Quiero encontrar a los pobres aquí, justo en sus propios hogares primero. Y comenzar a amar ahí. Sean portadores de buenas noticias a su familia primero. Y luego a sus vecinos. ¿Los conocen? Yo tuve una gran experiencia de amor al prójimo con una familia Hindú. Un hombre vino a nuestro hogar y dijo: " Madre Teresa, hay una familia que no ha comido por mucho tiempo. Haga algo." Así es que tomé algo de arroz y fui inmediatamente. Y vi a los niños, sus ojos brillaban de hambre. No se si alguna vez han visto hambre. Yo si y con mucha frecuencia. Y la Madre de la familia tomó el arroz que les di y fue afuera. Cuando regresó, le pregunté: "¿Adonde fue? ¿qué fue lo que hizo?" Y me dio una respuesta muy sencilla: "Ellos también tienen hambre." Lo que me impactó fue que ella sabía eso, y quienes eran también. Una familia de Musulmanes, y ella lo sabía. No traje más arroz esa tarde porque quería que ellos, Hindúes y Musulmanes, disfrutaran de el gozo de compartir. Y los niños irradiaban gozo, compartiendo el gozo y la paz con su Madre porque ella supo amar hasta que le dolió. Y ven que ahí es donde comienza, en casa con la familia.

Así es que, como lo demuestra esta familia, Dios nunca nos olvida y siempre hay algo que ustedes y yo podemos hacer. Podemos mantener el gozo de amar a Jesús en nuestros corazones, y compartir ese gozo con todos los que entremos en contacto. Tomemos una determinación, que ningún niño sea rechazado o que no sea amado, o que no se preocupen por el o que no lo asesinen y lo tiren a la basura. Y den hasta que duela, con una sonrisa.

Ya que hablo mucho de dar con una sonrisa, una vez un profesor de los Estados Unidos me preguntó:"¿Esta casada?" y le dije : "si, y a veces encuentro muy difícil darle una sonrisa a mi esposo, Jesús, porque El puede ser bastante exigente a veces". Esto es verdaderamente cierto.

Y de ahí es de donde sale el amor, cuando es exigente, y cuando todavía podemos darlo con gozo.

Una de las cosas más exigentes para mi es viajar a cualquier lado - y con publicidad. Yo le dije a Jesús que si no voy al cielo por cualquier otra cosa, que iré al cielo por lo menos por todos los viajes, con toda la publicidad, que hago, eso me ha purificado y me ha sacrificado, y en verdad me ha preparado para ir al cielo. Si recordamos que Dios nos ama, y que podemos amar a otros así como El nos ama, entonces América puede llegar a ser una señal de paz para el mundo.

Desde aquí, un aviso de cuidar a los más débiles, a los no nacidos, debe salir hacia el mundo. Si ustedes se convierten en un faro ardiente de justicia y paz en el mundo, entonces verdaderamente serán fieles a lo que los fundadores de este país representaban. ¡Que Dios los bendiga!

Fuente: Priestsforlife.org 

lunes, 20 de octubre de 2014

"LA CRISTIADA ESPAÑOLA"

Imagen y post por el blogdelpadrefortea



Hoy he estado leyendo algunos relatos de mártires de la Guerra Civil. Detrás de lo que parece pura política, en 1936, se desató el Poder de las Tinieblas de un modo que parece increíble. Se nos presenta todo aquello como política. Pero, en realidad, lo que hicieron algunas personas fue desencadenar a Satanás sobre la tierra.

En este blog he hablado no pocas veces de la iniquidad de las dictaduras de derechas que violaron los derechos humanos. Tiranías militares como la argentina o la chilena que tanto sufrimiento causaron.

Pero todo eso, aun siendo tan grande, aun siendo tanto el sufrimiento y tan terrible, palidece ante lo que ocurrió en el territorio rojo entre 1939 y 1936. Verdaderamente, aquello fue el infierno a plena luz del día. Hay hechos tan increíbles, que no los daríamos por seguros si no hubieran sucedido en las calles a la vista de todos: una cristiana descuartizada atándola a dos camiones, una monja arrastrada viva por un automóvil hasta morir, sacerdotes quemados vivos, y un largo etcétera que casi es mejor no repetir porque el sadismo fue más propio de bestias que de seres humanos.

Lo terrible es que los hermanos en la fe de dos generaciones después no saben nada de ellos. O si saben algo, los consideran casi culpables.Algo habrían hecho. La Iglesia merecía mucho de todo eso. Hoy día hasta la mayor parte de los españoles que son católicos, piensan que del lado de la República sólo militó el amor a la libertad y la democracia. Qué tremenda situación. Una iglesia que da la espalda a sus propios mártires. Unos católicos que exaltan a los verdugos y los torturadores.

Por supuesto que en el ejército repúblicano lucharon muchos inocentes completamente obligados. Pero en esa época, los católicos tenían las cosas muy claras. Mucha gente no sabía nada o casi nada de los generales sublevados. Pero tenían muy claro que de un lado estaba el Bien y del otro lado estaba el Mal.

Sólo hay que ver los noticiarios de las manifestaciones, homenajes y desfiles rojos. Poca gente, caras largas y con poco entusiasmo. Y, por el contrario, los noticiarios de las ciudades, como Madrid y Barcelona, cuando son liberadas: una explosión de júbilo sin igual, las calles abarrotadas de gente llorando de alegría.

Lejos de mí hablar de política, lejos de mí tomar partido por cuestiones humanas. Pero la sangre de los mártires reclama que recordemos la verdadera naturaleza de la lucha que tuvo lugar sobre este país. No podemos leer en misa las gestas de los Macabeos y avergonzarnos de nuestros propios hermanos que dieron la vida por la fe. Y, no lo olvidemos, un lado defendió la Fe, la Religión, la Ley de Dios, y el otro lado justo lo contrario.

Los enemigos de la religión me dirán que me estoy metiendo en política. Muy bien, pues que os zurzan.

En este link nos podemos asomar a ese momento histórico:

domingo, 12 de octubre de 2014

NUESTRO MINISTERIO PASTORAL


Imagen por: Espaescultura.es

Escuchemos lo que dice el Señor a los predicadores que envía a sus campos: La mies es mucha, pero los operarios son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que envíe trabajadores a su mies. Por tanto para una mies abundante son pocos los trabajadores; al escuchar esto, no podemos dejar de sentir una gran tristeza, porque hay que reconocer que, si bien hay personas que desean escuchar cosas buenas, faltan, en cambio, quienes se dediquen a anunciarlas. Mirad cómo el mundo está lleno de sacerdotes, y, sin embargo, es muy difícil encontrar un trabajador para la mies del Señor; porque hemos recibido el ministerio sacerdotal, pero no cumplimos con los deberes de este ministerio.


Pensad, pues, amados hermanos, pensad bien en lo que dice el Evangelio: Rogad al Señor de la mies que envíe trabajadores a su mies. Rogad también por nosotros, para que nuestro trabajo en bien vuestro sea fructuoso y para que nuestra voz no deje nunca de exhortaros, no sea que, después de haber recibido el ministerio de la predicación, seamos acusados ante el justo Juez por nuestro silencio. Porque unas veces los predicadores no dejan oír su voz a causa de su propia maldad, otras, en cambio, son los súbditos quienes impiden que la palabra de los que presiden nuestras asambleas llegue al pueblo.



Efectivamente, muchas veces es la propia maldad la que impide a los predicadores levantar su voz, como lo afirma el salmista: Dios dice al pecador: «¿Por qué recitas mis preceptos?» Otras veces, en cambio, son los súbditos quienes impiden que se oiga la voz de los predicadores, como dice el Señor a Ezequiel: Te pegaré la lengua al paladar, te quedarás mudo y no podrás ser su acusador; pues son Casa Rebelde. Como si claramente dijera: «No quiero que prediques, porque este pueblo, con sus obras, me irrita hasta tal punto que se ha hecho indigno de oír la exhortación para convertirse a la verdad.» Es difícil averiguar por culpa de quién deja de llegar al pueblo la palabra del predicador, pero, en cambio, fácilmente se ve cómo el silencio del predicador perjudica siempre al pueblo y, algunas veces, incluso al mismo predicador.



Y hay aún, amados hermanos, otra cosa, en la vida de los pastores, que me aflige sobremanera; pero, a fin de que lo que voy a decir no parezca injurioso para algunos, empiezo por acusarme yo mismo de que, aun sin desearlo, he caído en este defecto, arrastrado sin duda por el ambiente de este calamitoso tiempo en que vivimos.



Me refiero a que nos vemos como arrastrados a vivir de una manera mundana, buscando el honor del ministerio episcopal y abandonando, en cambio, las obligaciones de este ministerio. Descuidamos, en efecto, fácilmente el ministerio de la predicación y, para vergüenza nuestra, nos continuamos llamando obispos; nos place el prestigio que da este nombre, pero, en cambio, no poseemos la virtud que este nombre exige. Así, contemplamos plácidamente cómo los que están bajo nuestro cuidado abandonan a Dios, y nosotros no decimos nada; se hunden en el pecado, y nosotros nada hacemos para darles la mano y sacarlos del abismo.



Pero, ¿cómo podríamos corregir a nuestros hermanos, nosotros, que descuidamos incluso nuestra propia vida? Entregados a las cosas de este mundo, nos vamos volviendo tanto más insensibles a las realidades del espíritu, cuanto mayor empeño ponemos en interesarnos por las cosas visibles.


Por eso dice muy bien la Iglesia, refiriéndose a sus miembros enfermos: Me pusieron a guardar sus viñas; y mi viña, la mía, no la supe guardar. Elegidos como guardas de las viñas, no custodiamos ni tan sólo nuestra propia viña, sino que, entregándonos a cosas ajenas a nuestro oficio, descuidamos los deberes de nuestro ministerio.

Fuente: De las Homilías de san Gregorio Magno, papa, sobre los Evangelios
(Homilía 17, 3. 14: PL 76, 1139-1140. 1146)

viernes, 12 de septiembre de 2014

CRISTO NADA QUIERE PERDONAR SIN LA IGLESIA (CATÓLICA)

Imagen por: Sacerdote-Eterno.blogspot


Hay dos cosas que son de la exclusiva de Dios: la honra de la confesión y el poder de personar. Hemos de confesarnos a él. Hemos de esperar de él el perdón. ¿Quien puede perdonar pecados, fuera de Dios? Por eso, hemos de confesar ante él. Pero, al desposarse el Omnipotente con la débil, el Altísimo con la humilde, haciendo reina a la esclava, puso en su costado a la que estaba a sus pies. Porque brotó de su costado. En él le otorgó las arras de su matrimonio. Y, del mismo modo que todo lo del Padre es del Hijo, y todo lo del Hijo es del Padre, porque por naturaleza son uno, igualmente el Esposo dio todo lo suyo a la esposa, y la esposa dio todo lo suyo al Esposo, y así la hizo uno consigo mismo y con el Padre: Este es mi deseo, dice Cristo, dirigiéndose al Padre en favor de su esposa, que ellos también sean uno en nosotros, como tú en mí y yo en ti.

Por eso, el Esposo, que es uno con el Padre y uno con la esposa, hizo desaparecer de su esposa todo lo que hallo en ella de impropio, lo clavó en la cruz y en ella expió todos los pecados de la esposa. Todo lo borró por el madero. Tomó sobre sí lo que era propio de la naturaleza de la esposa y se revistió de ello; a su vez, le otorgo lo que era propio de la naturaleza divina. En efecto, hizo desaparecer lo que era diabólico, tomó sobre sí lo que era humano y comunicó lo divino. Y así es del Esposo todo lo de la esposa. Por eso, el que no cometió pecado y en cuya boca no se halló engaño pudo muy bien decir: Misericordia, Señor, que desfallezco. De esta manera, participa él en la debilidad y en el llanto de su esposa, y todo resulta común entre el esposo y la esposa, incluso el honor de recibir la confesión y el poder de perdonar los pecados; por ello dice: Ve a presentarte al sacerdote.

Nada podría perdonar la Iglesia sin Cristo: nada quiere perdonar Cristo sin la Iglesia. Nada puede perdonar la Iglesia, sino al que se arrepiente, o sea, al que ha sido tocado por Cristo. Nada quiere mantener perdonado Cristo al que desprecia a la Iglesia. Pues lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre. Es éste un gran misterio; y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.

No quites la cabeza al cuerpo. Así no podría estar el Cristo total en ninguna parte. En ningún sitio está entero Cristo sin su Iglesia. En ningún sitio está entera la Iglesia sin Cristo. Porque el Cristo entero e integral es cabeza y cuerpo. Por eso dice el Evangelio: Nadie ha subido al cielo, sino el Hijo del hombre, que está en el cielo. Y éste es el único hombre que puede perdonar los pecados.

Fuente: Beato Isaac, abad del monasterio de Stella, Sermón 11

MÍSTICA PURIFICACIÓN

Imagen por: Betania.es

Lava quod est sordidum,
Riga quod est aridum,
Sana quod est saucium.
Flecte quod est rigidum,
Fove quod est frigidum,
Rege quod est devium.