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lunes, 25 de agosto de 2014
DE ROSACRUZ A CATÓLICA
DE ABORTISTA A PRO-VIDA
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DEL MUNDO A LA MÍSTICA
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DE LA "NEW AGE" A CRISTO
Del tarot y el viaje astral, a la evangelización: el buen ejemplo de un profesor le ayudó a cambiar | ||||
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A Joel Domínguez Gallo desde la adolescencia le sedujo todo lo que provenía del ocultismo. En su México natal no había que ir muy lejos para empaparse de aquello… los gurús desfilaban a cada momento por la televisión en los años noventa.
Para iniciarse, los horóscopos
Todo inició con la -en aparencia- inocua costumbre de leer cada día su horóscopo.
“Era asiduo creyente de los horóscopos a tal grado de verlos siempre antes de salir de casa en el noticiero matutino de la televisión de mi ciudad, donde sigue apareciendo un tipo bien vestido, con un ojo más chiquito que el otro, al que le dicen La Estrella”.
Pero el hábito se volvió dependencia y, como la droga, nada era suficiente. Necesitaba saber más, ¡poder controlar incluso su futuro y asegurarse para sí todo aquello que fuere bueno de ser posible! Y Joel, se dejó atrapar.
Desde el tarot, el hundimiento
Consultar a ‘videntes’ del Tarot pasó luego a ser vital. Sin acudir a ellos no podía dar siquiera un paso en su vida. “Creía 100% en él”, reconoce.
“Una vez acudí a un parapsicólogo -detalla- y con las cartas me dijo que sabía por qué estaba yo yendo a él. Me sorprendí tanto que al leerme las cartas le creí todo lo que él me contaba. Entonces me dijo que me haría un trabajo, para que todas las cosas que en ese momento pretendía salieran como yo deseaba. Sin embargo, desde aquel momento, mi vida cambió bastante. Comencé a sentirme mal, me hundí en la depresión, y en vez de darme una bendición parecía que yo estaba maldito, y nada resultaba como yo esperaba”.
Una infernal visión
En ese estado un nuevo síntoma de deterioro comenzó a estrangular su paz… y era que al soñar por las noches amanecía siempre inquieto por los sueños que recordaba. Obsesionado buscó nuevamente en el ocultismo respuestas y las encontró cuando un gurú de su ciudad le enseñó ‘técnicas’ para realizar viajes astrales durante el sueño. Pronto descubrió que pagaría un alto precio. “Debo decir que una vez me sucedió un hecho tan real como espantoso… los ejercicios iniciales de respiración llegaron a un punto en que me levanté de la cama donde estaba recostado, me dirigía a la ventana y horrorizado observaba un terreno lleno de tumbas antiguas, tierra y mucho viento. Sentía como si desde allí muchas personas miraban hacia mi ventana. Por si fuera poco, volteaba hacia mi cama y me veía recostado boca arriba;intentaba reincorporarme a mi cuerpo y no podía. Comencé a agitarme y desesperado cerré mis ojos y desperté en la misma posición en la que me había visto, corrí hacia la ventana y vi que estaba todo normal”.
Intentar dormir, un tormento
Esta macabra experiencia lo marcó por mucho tiempo. Su depresión además iba en aumento. “Cada noche era un tormento a la hora de intentar dormir”, expresa compungido Joel.
Los detalles de aquella experiencia se repetían como si fuese pesadilla. “Estaba profundamente avergonzado y con mi autoestima por los suelos por haber desperdiciado esos años de mi vida tratando de buscar respuestas donde no las había. Era un joven que ya había alcanzado la mayoría de edad y todavía estudiaba. Pero sería en esas circunstancias, cuando cursaba ya de mayor el último año de la preparatoria, que Dios me hablaría de una forma especial”.
El profesor de matemáticas
El Instituto Tlaquepaque, fundado por las religiosas franciscanas de Nuestra Señora del Refugio en Guadalajara, fue el escenario donde Joel viviría los momentos más determinantes en su errática odisea espiritual y de paso superaría obsesiones, depresión y dependencias al ocultismo.
“Había un profesor de matemáticas que era una persona entregada a Cristo. Predicaba en plena sala y hablaba de las maravillas que había obrado el Señor en su vida y familia, nunca me enteré si era católico pero definitivamente en él obraba el Espíritu Santo”.
Aquella felicidad y paz que irradiaba el maestro de matemáticas eran algo que Joel anhelaba para sí mismo… “Un día nuestro profesor nos llevó junto a mis compañeros a un restaurante en el que nos dio una cátedra sobre valores que nos dejó impresionados a todos. Me sentí tan identificado con lo que él decía que decidí imitarlo, seguir sus consejos de vida.No estaba seguro de seguir a Cristo totalmente en ese momento, pero decidí imitar a mi profesor, fue solo el primero paso hacia una vida en Cristo”.
Biblia y confesión, la mejor medicina
Su paso siguiente, dice fue comenzar a leer la Biblia. “Leí varios textos que me llamaron mucho la atención. Sobre todo el de Juan 20,21-23, donde Jesús da el poder de perdonar los pecados de los hombres a sus discípulos… Al ir investigando, me di cuenta que sólo la Iglesia Católica realiza esto tal y como lo dice el evangelio”.
A Joel le importaba no volver a equivocarse. Es por eso que inició un camino de acompañamiento y un profundo examen de conciencia que le permitió enmendar a tiempo sus errores. “Después de diez años de no hacerlo, volví a confesarme y por fin sentí un peso menos de encima. Sentí que la deuda fue saldada y mi cuenta quedó en ceros”.
Vacuna de Fe: para ayudar a otros
Han pasado más de 12 años y hoy Joel lidera un proyecto que intenta aclarar dudas a los navegantes de Internet sobre la doctrina católica llamado Vacuna de Fe, que ha sido precisamente la fuente principal para este artículo. La depresión se desvaneció y es hoy sólo un registro de su historia para advertir de los riesgos de las prácticas como el Tarot y otras del ocultismo.
“En nuestro ministerio –comenta- aprendimos a ver el sectarismo, el ocultismo, el relativismo y las desviaciones de la fe como las causas principales por las que se divide la persona, las familias y comunidades enteras”. Su vida es un claro testimonio de ello.
Fuente e imágenes: Religiónenlibertad.com
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DE NAZI A SACERDOTE CATÓLICO
Era hijo de la mano derecha de Hitler y se formó en el nazismo más pagano, pero llegó a ser cura | ||||||||
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Martin Bormann tenía 15 años cuando cayó el régimen de Hitler, y él era uno de los más fervorosos hijos del nazismo. Había crecido empapado en este régimen, en una escuela de élite para futuros líderes nacionalsocialistas. Era parte de esa generación que no había conocido nada más, que era"puro" en su formación y motivación, sin contaminaciones judeocristianas del pasado. Formaba parte de la raza de "hombres nuevos" que el nazismo propugnaba.
Su padre, también llamado Martin Bormann, no era un nazi más: era la mano derecha de Hitler, Jefe del Partido, Canciller de Alemania...
El joven Martin fue educado en el desprecio a lo católico y el el culto al único líder, el Führer. Nadie podía adivinar que años después adoptaría la fe católica, sería sacerdote e incluso misionero de Cristo en África.
Ahijado de Hitler Martin Bormann hijo nació el 14 de abril de 1930 en el seno de una familia de origen protestante de Baviera. Era el mayor de diez hermanos.
Su padre, era la mano derecha de Hitler. Llegó a ser uno de los hombres más poderosos del régimen: Jefe del Partido Nazi, Canciller de Alemania, secretario personal de Hitler y, lo que es más, intérprete de su voluntad.
El hijo tuvo el dudoso privilegio de tener a Hitler como padrino, de hecho su nombre completo era Adolf Martin. De niño, coincidió con Hitler en multitud de ocasiones.
En la élite naziComo hijo que era de uno de los más altos dignatarios del régimen, Martin estudió en una academia especial en Baviera para formar a los futuros dirigentes de Alemania. Allí estuvo 5 años hasta que el Tercer Reich colapsó.
Con el suicidio del Führer, Martín Bormann padre escapó junto a otros destacados altos representantes del régimen. En su huida no llegaría muy lejos pues murió por un obús soviético a los pocos metros del famoso bunker en donde vivían escondidos.
Acogido por una familia de agricultores católicosSu mujer y sus hijos se refugiarían en el sur de Austria. Sin embargo, Martin Bormann junior y sus compañeros se escaparon como mejor pudieron de la escuela nazi. Martin, con nombre falso, huyó al campo y fue recogido por una familia de agricultores de Salzburgo profundamente católicos que le trataron con exquisita caridad cristiana. De hecho, le trataron “como a un hijo”, recuerda el propio Martin.
Al principio únicamente sentía agradecimiento por el favor de ser acogido. La radio hablaba de la caída en picado del régimen, de la rendición, de la invasión aliada por un lado y la invasión soviética por otro… la pesadilla de cualquier joven hitleriano. Sin embargo, él se encontró seguro y amparado.
Convertido en un santuario marianoUn domingo, su familia de acogida acudió en peregrinación al santuario de la Virgen de Kirchental.
"Mi desprecio por los católicos desapareció y ya empezaba a envidiarlos un poco… Un domingo fui hasta el santuario de la Virgen de Kirchental, un lugar de peregrinación a tres horas de camino…
Casi todos los domingos empecé a ir a Nuestra Señora de Kirchental y pedí recibir instrucción religiosa hasta que el primer domingo de mayo de 1947 tuvo lugar mi admisión en la Iglesia católica. Después del bautismo, siguió la confesión, la santa misa y la primera comunión. Renuncio a transcribir la íntima e inmensa alegría que me transportó al más alto grado de felicidad”, explica en un libro autobiográfico.
Sin embargo, su pasado nazi le perseguía, y mientras su padre era juzgado en rebeldía y condenado a muerte en los juicios de Núremberg, la policía le localizaba en la casa de la familia de acogida. Esto le llevó a la cárcel por un breve lapso de tiempo.
Sacerdote y misioneroCon el tiempo y madurando en su fe católica, vio con claridad que Dios le llamaba a una vida más comprometida con la verdad y con el servicio a los demás. El mito del súper hombre y de la raza aria desaparecía en la nebulosa de un pasado difícil de olvidar. Por todo ello, ingresó en la congregación de los Misioneros del Sagrado Corazón. Quería ser hermano lego, es decir, no sacerdote; no se sentía digno de más, y su único objetivo era llevar al mundo entero el amor y el perdón de Cristo por todos los hombres.
Sin embargo, sus superiores no lo veía así. Martin era un hombre inteligente y capaz que podría llegar al sacerdocio. Finalmente le convencieron. Se ordenó 11 años después: “¿Por qué me hice sacerdote? Porque me llamó la gracia de Dios. Me llamó a conservar y también a colaborar en la difusión entre los hombres del feliz mensaje de la Redención… Al principio, no pensé en el sacerdocio, no me atrevía. Quise prestar mi servicio como hermano lego. Para eso me dirigí a los misioneros del Sagrado Corazón. Mi director espiritual me encaminó con decisión a los estudios y así he llegado a ser sacerdote en esta Congregación, para servir a la gloria de Dios y a la salvación de las almas. En este camino, fui guiado por la Madre (María). Gracias sean dadas a Dios”. Fue misionero durante 8 años en el Congo, donde llegó a estar secuestrado por los rebeldes Simba.
En 1969, tras un grave accidente de tráfico, tuvo tiempo para repensarse mucho su vida y lo que verdaderamente Dios esperaba de él. Vio con claridad que su vida debía seguir por otros derroteros, por lo pidió la dispensa sacerdotal y al poco tiempo se casó. Sin embargo su salida no suponía un abandono de la fe, al contrario.
Profesor universitarioDesde entonces se dedicó a impartir clases en una universidad del centro de Alemania como profesor de estudios filosóficos, teológicos y de religión.
En 1987, conoció al psicólogo israelí Dan Bar-On, de la Universidad Ben-Gurion, que era el hijo de un sobreviviente del Holocausto. Se convirtió en un miembro del círculo de debate TRT (Para Reflexionar y confianza), que reunió a los hijos de los asesinos y las víctimas infantiles, y se reunió con sobrevivientes del Holocausto en Israel.
Además, contó sus experiencias en escuelas de Alemania y Austria. De hecho aún estando retirado ha recorrido Alemania y Austria impartiendo conferencias y avisando sobre los peligros del nazismo por su mentalidad inhumana y anticristiana, Bormann falleció recientemente.
Fuente e imágenes: Religiónenlibertad.com |