domingo, 2 de marzo de 2014

TÚ ERES LA RANA

Es muy posible que ustedes y yo tengamos distintas miradas respecto a la política de nuestro país, que nuestros objetivos sean distintos, etc, sin embargo les invito a indagar con estricto criterio lo que cada uno de los postulantes al futuro gobierno propone, puesto que algunos que no son sólo corruptos sino que quieren dañar el país, están hoy trabajando incansablemente por ello, yo hago lo mismo a través de este humilde medio, ellos pretendiendo pasar por encima de la libertad que Dios nos ha dado a cada uno de nosotros, educan a las almas para la perversión, quieren quedar bien con el pueblo por medio de engaños "publicitarios", no quieren purgar las penas que causaron por los asesinados y abusados, producto de tantos años de poder y guerra, señalan a los buenos del paseo como los que hay que eliminar, en fin, aunque no quiero injuriarlos con nombre propio pues a estos hermanos también Dios los ama y los llama a la conversión, este es mi modo de protestar, de tal modo que no vayamos por los caminos de nuestra hermana patria y de otros países no sólo latinoamericanos, porque de lo contrario a modo de ranas terminaremos o muy posiblemente nuestros niños, serán de algún modo víctimas del oscuro futuro que nos espera si no sabemos elegir, y pasarán ellos o nosotros, ténganlo por seguro, un muy mal rato, inyectado de más violencia y perversión de la que ya el mundo ha conocido en su basta historia. 





















DIOS LOS BENDIGA

lunes, 3 de febrero de 2014

DE UN SANTO EDUCADOR


Imagen modificada pero mal lograda por causa del mal funcionamiento de la plataforma blogger

Si de verdad buscamos la auténtica felicidad de nuestros alumnos y queremos inducirlos al cumplimiento de sus obligaciones, conviene, ante todo, que nunca olvidéis que hacéis las veces de padres de nuestros amados jóvenes, por quienes trabajé siempre con amor, por quienes estudié y ejercí el ministerio sacerdotal, y no sólo yo, sino toda la Congregación salesiana. ¡Cuántas veces, hijos míos, durante mi vida, ya bastante prolongada, he tenido ocasión de convencerme de esta gran verdad! Es más fácil enojarse que aguantar; amenazar al niño que persuadirlo; añadiré incluso que, para nuestra impaciencia y soberbia, resulta más cómodo castigar a los rebeldes que corregirlos, soportándolos con firmeza y suavidad a la vez. Os recomiendo que imitéis la caridad que usaba Pablo con los neófitos, caridad que con frecuencia lo llevaba a derramar lágrimas y a suplicar, cuando los encontraba poco dóciles y rebeldes a su amor. Guardaos de que nadie pueda pensar que os dejáis llevar por los arranques de vuestro espíritu. Es difícil, al castigar, conservar la debida moderación, la cual es necesaria para que en nadie pueda surgir la duda de que obramos sólo para hacer prevalecer nuestra autoridad o para desahogar nuestro mal humor. Miremos como a hijos a aquellos sobre los cuales debemos ejercer alguna autoridad. Pongámonos a su servicio, a imitación de Jesús, el cual vino para obedecer y no para mandar, y avergoncémonos de todo lo que pueda tener incluso apariencia de dominio; si algún dominio ejercemos sobre ellos, ha de ser para servirlos mejor. Éste era el modo de obrar de Jesús con los apóstoles, ya que era paciente con ellos, a pesar de que eran ignorantes y rudos, e incluso poco fieles; también con los pecadores se comportaba con benignidad y con una amigable familiaridad, de tal modo que era motivo de admiración para unos, de escándalo para otros, pero también ocasión de que muchos concibieran la esperanza de alcanzar el perdón de Dios. Por esto, nos mandó que fuésemos mansos y humildes de corazón. Son hijos nuestros, y, por esto, cuando corrijamos sus errores, hemos de deponer toda ira o, por lo menos, dominarla de tal manera como si la hubiéramos extinguido totalmente. Mantengamos sereno nuestro espíritu, evitemos el desprecio en la mirada, las palabras hirientes; tengamos comprensión en el presente y esperanza en el futuro, como nos conviene a unos padres de verdad, que se preocupan sinceramente de la corrección y enmienda de sus hijos. En los casos más graves, es mejor rogar a Dios con humildad que arrojar un torrente de palabras, ya que éstas ofenden a los que las escuchan, sin que sirvan de provecho alguno a los culpables.

Fuente: De las cartas de San Juan Bosco, Presbítero (31 de Enero)

domingo, 12 de enero de 2014

DIOS PERDONA A TRAVÉS DEL SACERDOTE

Papa-Francisco-001
Imagen por: CEC


En su catequesis de los miércoles en la audiencia general celebrada en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco explicó que el protagonista del perdón de los pecados es el Espíritu Santo, quien obra la misericordia de Dios a través de las "llagas de Jesús" y, como Él mismo dispuso, solamente a través de los sacerdotes. No es posible la confesión "directa" con Dios.

Ante miles de fieles presentes, el Santo Padre reflexionó sobre la "potestad de las llaves" dada a los Apóstoles: "en primer lugar, debemos recordar que el protagonista del perdón de los pecados es el Espíritu Santo. Él es el protagonista. En su primera aparición a los Apóstoles en el Cenáculo, -hemos escuchado- Jesús resucitado hizo el gesto de soplar sobre ellos, diciendo: 'Reciban al Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan'".
El Santo Padre resaltó asimismo que el sacerdote es el "instrumento para el perdón de los pecados. El perdón de Dios que se nos da en la Iglesia, se nos transmite a través del ministerio de un hermano nuestro, el sacerdote; también él un hombre que, como nosotros, necesita la misericordia, se hace realmente instrumento de misericordia, dándonos el amor sin límites de Dios Padre".
"También los sacerdotes deben confesarse, incluso los obispos: todos somos pecadores. ¡Incluso el Papa se confiesa cada quince días, porque el Papa es también un pecador! Y el confesor siente lo que yo le digo, me aconseja y me perdona, porque todos tenemos necesidad de este perdón".
Antes de soplar sobre los Apóstoles para infundir el Espíritu Santo, explicó el Papa, "Jesús muestra sus heridas en sus manos y el costado: estas heridas representan el precio de nuestra salvación. El Espíritu Santo nos trae el perdón de Dios 'pasando por las llagas' de Jesús. Estas llagas que Él ha querido conservar. También en este tiempo, en el cielo, Él muestra al Padre las heridas con las que nos ha redimido. Y por la fuerza de estas llagas son perdonados nuestros pecados. Así que Jesús dio su vida por nuestra paz, por nuestra alegría, por la gracia de nuestra alma, para el perdón de nuestros pecados. Y esto es muy bonito, mirar a Jesús así".
"Jesús da a los Apóstoles el poder de perdonar los pecados. ¿Pero cómo es esto? Porque es un poco difícil entender como un hombre puede perdonar los pecados. Jesús da el poder. La Iglesia es depositaria del poder de las llaves: para abrir, cerrar, para perdonar. Dios perdona a cada hombre en su misericordia soberana, pero Él mismo quiso que los que pertenezcan a Cristo y a su Iglesia, reciban el perdón a través de los ministros de la Comunidad".
El Papa Francisco dijo que "a través del ministerio apostólico la misericordia de Dios me alcanza, mis pecados son perdonados y se me da la alegría. De este modo, Jesús nos llama a vivir la reconciliación incluso en la dimensión eclesial, comunitaria. Y esto es muy hermoso. La Iglesia, que es santa y a la vez necesitada de penitencia, nos acompaña en nuestro camino de conversión toda la vida. La Iglesia no es la dueña del poder de las llaves: no es dueña, sino que es sierva del ministerio de misericordia y se alegra siempre que puede ofrecer este regalo divino".
"Muchas personas, quizá no entienden la dimensión eclesial del perdón, porque domina siempre el individualismo, el subjetivismo, y también nosotros cristianos sufrimos esto. Por supuesto, Dios perdona a todo pecador arrepentido, personalmente, pero el cristiano está unido a Cristo, y Cristo está unido a la Iglesia. Y para nosotros cristianos hay un regalo más, y hay también un compromiso más: pasar humildemente a través del ministerio eclesial. ¡Y eso tenemos que valorizarlo! Es un don, pero es también una curación, es una protección y también la seguridad de que Dios nos ha perdonado".
"Voy del hermano sacerdote y digo: "Padre, he hecho esto..." "Pero yo te perdono: es Dios quien perdona y yo estoy seguro, en ese momento, que Dios me ha perdonado. ¡Y esto es hermoso! Esto es tener la seguridad de lo que siempre decimos: "¡Dios siempre nos perdona! ¡No se cansa de perdonar!". Nunca debemos cansarnos de ir a pedir perdón. "Pero, padre, me da vergüenza ir a decirle mis pecados...". "¡Pero, mira, nuestras madres, nuestras mujeres, decían que es mejor sonrojarse una vez, que mil veces tener el color amarillo, eh!" Tú te sonrojas una vez, te perdona los pecados y adelante".
A veces, alertó el Papa, "se oye a alguien que dice que se confiesa directamente con Dios... Sí, como decía antes, Dios siempre te escucha, pero en el Sacramento de la Reconciliación envía un hermano para traerte el perdón, la seguridad del perdón, en nombre de la Iglesia".
Para concluir el Pontífice alentó a no olvidar "que Dios nunca se cansa de perdonarnos; mediante el ministerio del sacerdote nos estrecha en un nuevo abrazo que nos regenera y nos permite levantarnos de nuevo y reanudar el camino. Porque ésta es nuestra vida: continuamente levantarse y seguir adelante. ¡Gracias!".

Fuente: CEC

viernes, 10 de enero de 2014

TESTIMONIO DE CASTIDAD +1




Perdí la virginidad a los 16 años y recién a los 25 conocí al hombre que sería mi esposo, un hombre maravilloso que había luchado toda su vida por mantenerse puro, pues estaba convencido de que solo quería entregarse a una sola mujer para el resto de su vida. Esa idea hermosa me hacía trizas el corazón, me hacía pensar: “¿Por qué no esperé? ¿Qué me pasaba por la mente? ¿Por qué arruiné mi vida de esa forma?” Por muchos años el arrepentimiento me mataba, y me sentía poco digna de él… y de Dios. Durante nuestra etapa de enamoramiento él me enseñó lo que significaba tener una segunda virginidad. Al inicio pensé que se trataba de un juego psicológico y no le tomé importancia, pero más adelante, la misericordia de Dios vivida en una confesión de corazón me ayudó a comprender que nosotras, las que nos hemos equivocado, sí tenemos una nueva oportunidad, y los años que llevé luchando por vivir la virtud de la castidad lograron que me sintiese efectivamente virgen nuevamente, aunque siempre había una espinita que no me dejaba en paz. A los 28 años mi enamorado me pidió la mano y nos comprometimos. La etapa de noviazgo fue una prueba más, pues la tentación muchas veces te hace pensar: “qué más da, ya se van a casar, no pasa nada si sucede antes”. Dios nos ayudó, y nos permitió vivir un noviazgo muy casto. Sin embargo, algunos recuerdos seguían en mi mente, y semanas antes de casarnos, recuerdo una noche en la que me puse a llorar amargamente en mi cama, pensando que no era digna de merecer su pureza. Pensaba que si a los 16 años no pude dominarme, ¿qué va a garantizar que lo haga en mi vida de casada? ¿Y si llego a ser infiel? Esos pensamientos querían convertirse en razones que quería darle para que él no optase finalmente por mí. Un día se los confesé y su certeza me abrumó, recuerdo que me dijo que él ya estaba decidido y que no dejase que algo que ya había sido perdonado por Dios me siguiese atormentando. Hoy, que ya tengo 1 año, 4 meses de casada, les puedo garantizar que cuando Dios te perdona, lo hace en serio. El día de mi Matrimonio llegué al altar con la convicción de que pudimos hacer las cosas como Dios quería que las hagamos. Llegué con todos los errores de mi vida, pero con un corazón arrepentido y con ganas de que se escriba en él una nueva historia. La única historia que quería contar por el resto de mi vida. La gracia que me fue infundida en el sacramento del Matrimonio me convirtió en una mujer nueva, tan nueva, que les garantizo que aquellos recuerdos de mi error, hoy ya no los veo, es más, ni los recuerdo muy bien. Algo pasó en mí el día de mi matrimonio que siento que ya no tengo pasado antes de mi esposo. No existen otras experiencias en mi vida. Mi esposo es la única persona con la que he compartido alma, cuerpo y espíritu. Y es que eso hace el sacramento del Matrimonio y por eso es que es tan importante esperar a eso para compartir lo más valioso de ti con la otra persona. Cuando uno tiene relaciones sexuales antes, lo que compartes es un momento, un placer, un egoísmo, por satisfacer un instante. Sin embargo, cuando ocurre dentro del Matrimonio, lo que compartes va más allá de tu cuerpo… es tu vida misma, tus anhelos, tu corazón. Hay un pacto serio y hermoso entre dos personas que se han comprometido a amarse de verdad para el resto de sus vidas. Y a través de ese amor, poder traer hijos al mundo (que por cierto, es lo más hermoso que le puede pasar a una mujer). Este testimonio va dedicado a ti, que quizá cometiste un error y que sientes que es algo que nunca más vas a poder recuperar. Yo te lo garantizo: sí se puede remediar, sí hay una segunda oportunidad si de corazón de comprometes a vivir la castidad nuevamente y le confías a Dios tu noviazgo. La segunda virginidad sí existe. Yo tuve la bendición de experimentarla vivamente el día de mi matrimonio y ya en mi vida de casada. Y cuando te digan que no hay diferencia en hacerlo antes o después del Matrimonio, yo te lo digo: SÍ LA HAY, y mucha. Yo lo viví y por eso te lo digo. Por mucho que tú y tu enamorado se quieran, no es lo mismo entregarte a él siendo enamorados, que estando casados. De enamorados compartes el momento. De esposos, compartes tu vida. Tenemos un hijo de 7 meses y estoy en la espera de otro. Me asusta el mundo que ya les está tocando vivir, y lo que pueda pasar con ellos mañana, cuando ya tengan sus enamorad@s. Yo no pienso esconderles nada de mi vida, es más, así como lo comparto contigo y rezo para que este compartir tenga frutos en ti, lo compartiré con ellos, a su debido momento, para que sepan que nuestras opciones erróneas tienen consecuencias que nos pasan factura más adelante. Pero principalmente, para que sepan que por cada caída, hay un Dios misericordioso que te perdona, te levanta y te limpia completamente la mancha del pecado… y para que conozcan que existe una comunidad de amigos, como esta de La Opción V, donde podemos acompañarnos para mantenernos fuertes en el ejercicio de la virtud de la castidad.

Fuente: LaOpciónV

EL PAPA FRANCISCO ES UN HÉROE


La historia del Papa Francisco en cómic, escrita por Regina Doman e ilustrada por Sean Lam.